Perfecto. El Rey no aludió en su sobrio discurso a ciertas cartas ajenas al sentimiento...
Perfecto. El Rey no aludió en su sobrio discurso a ciertas cartas ajenas al sentimiento mayoritario de las Fuerzas Armadas. Demostró autoridad y altura de miras y subrayó la obligación de todos de cumplir con la Constitución, elogiando el excelente discurso de Margarita Robles que sí descalificó a los que suscribieron esas cartas minoritarias.
A pesar de la desmesurada campaña contra el Rey padre, basada sustancialmente en las declaraciones de un policía encarcelado y de una aventurera despechada y hetaira, Felipe VI ha sabido mantener el equilibrio, la serenidad y la moderación.
Capitán General de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, el tradicional discurso de la Corona en la Pascua Militar asumía este año especial significación. Felipe VI ha sabido eludir la polémica y afirmó lo que es una verdad incuestionable: los Ejércitos españoles son impecablemente democráticos y están al servicio de España y de la Constitución, aprobada en 1978 por la voluntad general del pueblo español libremente expresada.
Ni una palabra de más ni una de menos. Felipe VI habló como debe hacerlo un Rey constitucional, consciente de que la soberanía nacional reside en el pueblo. Se equivocan los que están tratando por todos los medios de situar la Monarquía en la polémica y en el debate. A las españolas y a los españoles, como han demostrado todas las últimas encuestas, no les preocupa el tema Monarquía o República, sino el paro, la crisis económica, la situación laboral y de forma singular, aparte de la pandemia, los partidos políticos habitualmente más preocupados por el interés partidista que por el interés general.
Bien por el Rey. Con una vocalización exacta y un ritmo oratorio certero, salió una vez más airoso del compromiso anual de dirigirse a las Fuerzas Armadas con autoridad y respeto.
