Los lobos de la extrema izquierda han metido sus hocicos entre los tobillos de Pablo Casado...
Google reprodujo íntegro este artículo aparecido en EL MUNDO, igual que algunas redes sociales. Fue además citado y comentado de forma copiosa. Lo publicamos a continuación. Su autor es Luis María Anson, académico de la Real Academia Española y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidad.
Los lobos de la extrema izquierda han metido sus hocicos entre los tobillos de Pablo Casado. Se trata de desmontar al líder liberal conservador y descoyuntar al Partido Popular. Pedro Sánchez se ha sumado a la cacería. Los terminales mediáticos del sanchismo la han emprendido contra Casado en los periódicos impresos, hablados y audiovisuales. También en las redes sociales y, a través del enjambre de tertulianos afines, en numerosos espacios de televisión. Todos los ataques orquestados se han producido porque el PP, reciente vencedor por mayoría absoluta en la Comunidad gallega, ha perdido un escaño en una Cataluña crispada por el secesionismo.
Tampoco han faltado las agresiones por los flancos. Algunos descontentos del PP, varios políticos frustrados por no haber conseguido los puestos a los que aspiraban, han barrenado con saña no disimulada. Así es la vida, así la política. Conrad Adenauer, en su ancianidad, se estremecía al comprobar la mezquindad de varios de sus correligionarios que le acosaban.
Rajoy acertó plenamente en su gestión económica como presidente del Gobierno. Se equivocó en su política sobre Cataluña. Su lenidad, su ligereza al tratar el conflicto catalán, fue un despropósito que le sustrajo la mayoría absoluta, con un retroceso electoral en el que perdió 49 escaños, preludio del descalabro final. Rajoy y varios de sus colaboradoras y colaboradores creían que los secesionistas estaban peleados entre ellos y que no se atreverían a convocar un referéndum ni a proclamar la independencia.
El expresidente legó a Casado un PP hecho trizas. El joven político, con tenacidad, con prudencia, con firmeza, ha reconstruido el partido y lo ha desembarcado en los cauces de la recuperación. Se ha convertido, además, en un temible orador parlamentario que, en los debates, se come con patatas a las finas hierbas a Pedro Sánchez. Dialécticamente, Casado, a pesar de su juventud, es ya un maestro.
Adelante, Pablo. Tendrás defectos porque todos los tenemos. Pero eres el líder que el PP necesita en un momento como el actual, en el que hacer mudanza política significaría la descomposición del centro derecha español. Por eso la ultraizquierda ha dado consignas para hundirte a toda costa. Por eso tu serenidad, tu resistencia ante los embates, merecen el aplauso de los que quieren mantener viva en España la presencia liberal conservadora.