Discretos los presentadores, excelente la escenografía y la realización, concluyente la objetividad...
La gran baza de los tres partidos de izquierda -PSOE, Más Madrid y Podemos- era el debate ante las cámaras de televisión, pero Isabel Díaz Ayuso ha salido airosa. Estuvo tranquila, razonadora y prudente, con algún punto de excesiva cautela. No pudieron con ella en el terreno en el que la presidenta resulta más frágil.
Discretos los presentadores, excelente la escenografía y la realización, concluyente la objetividad. El debate a seis no favorecía a Pablo Iglesias, que en el cara a cara es un dialéctico temible. En líneas generales, la sesión audiovisual, rodeada de gran expectación, apenas rebasó las cotas del interés para la opinión pública. No fue tan mediocre como muchos esperaban, pero no aportó nada nuevo salvo la frase última de Ángel Gabilondo arrimándose a Pablo Iglesias “para ganar las elecciones en los próximos doce días”. Todo lo demás, con sus alzas y sus bajas, era lo que se preveía.
Aquellos que creían que Isabel Díaz Ayuso se hundiría y resultaría arrollada en un terreno que no es el suyo, se equivocaron. Parece claro, tras el debate, que el Partido Popular vencerá con holgura, aunque esté por decidir si podrá gobernar con el apoyo de Vox, tal vez con el de Ciudadanos si el partido de Edmundo Bal consigue superar la cota del 5 por ciento.
Los pronósticos tras el debate estarían claros si no fuera porque, según algunos, Podemos podría poner en marcha, directa o indirectamente, un escándalo en torno a Isabel Díaz Ayuso, multiplicado por los medios de comunicación afines. Y sin descartar la incidencia que algunos temen de los hackers rusos o de los ciberdelincuentes.
En todo caso, conviene reiterar que las esperanzas sanchistas de aplastar a Isabel Díaz Ayuso en el debate se han desmoronado. Y que, efectivamente, la presidenta ha estado bien, se ha expresado con eficacia y ha salido airosa.