El cinismo político de Pedro Sánchez no parece tener límites. Ahora exige al PP su apoyo ante la votación en el Congreso de la “nueva” reforma laboral al verse abandonado por sus socios de legislatura. ERC y Bildu ya han anunciado que rechazarán la propuesta por tratarse de un mero “maquillaje” de la normativa puesta en marcha por Rajoy, lo que dejaría en evidencia el cacareado acuerdo entre el Ejecutivo y los agentes sociales. El ansiado éxito del Gobierno se convertiría en fracaso si no es aprobado en el Parlamento.
Ocurre, sin embargo, que tanto el rechazo del PP como el de los socios de legislatura son lógicos. Pablo Casado ha declarado que no está dispuesto a apoyar una reforma de la normativa del Gobierno de Rajoy que impulsó el crecimiento económico y que creó millones de puestos de trabajo. Y ERC y Bildu denuncian que Sánchez no se ha atrevido a cumplir con su compromiso de derogar la reforma, que se ha limitado a retocar la anterior, presionado por la CEOE y Bruselas. Y también es verdad.
Pero Pedro Sánchez, en lugar de negociar con sus socios de legislatura, como hace habitualmente, se le ha ocurrido culpar al PP de su probable fracaso parlamentario. Eso sí, después de acusar a Casado de “soberbio” por exigir la destitución de Garzón tras sus inaceptables declaraciones contra la ganadería española. El presidente del Gobierno, aunque se encuentre en un atolladero por culpa de pactar con Podemos, ERC y Bildu, nunca asume sus fracasos. Para eso, tiene al PP.
Si (
No(
A favor (
En contra (
