Pedro Sánchez, desesperado por el probable revolcón en las elecciones del 13-F, vuelve a jugar con ventaja, con trampa. No sabe, o no quiere, distinguir entre un acto electoral y su papel como presidente del Gobierno. Su única obsesión es la propaganda basada en el autobombo. Hasta Podemos ha denunciado que Moncloa solo trabaja a favor del marketing político del presidente.
En su última intervención en la campaña de Castilla y León, Sánchez ha tenido la desfachatez de anunciar en un mitin en Zamora que en “próximas fechas” el Consejo de Ministros declarará de Interés de Defensa Nacional el proyecto del antiguo campamento militar de Monte la Reina, en Toro, para que se pueda poner en marcha cuanto antes, con un coste de 20 millones de euros ya consignados en los Presupuestos Generales del Estado.
Resulta inadmisible que el presidente anuncie durante un acto electoral cuestiones de Gobierno que pagan «todos los españoles» con sus impuestos, como ha denunciado Casado. También ha declarado el presidente del PP que Sánchez «ya pisó la línea roja» hace unos días en Alcalá de Henares, durante un acto sobre las pensiones “diciéndole a los pensionistas ‘¿habéis recibido la paguita?’. Porque, jugar así con los pensionistas es una vergüenza para un gobernante democrático.”
El PP denunciará ante la Junta Electoral la politización por parte de Sánchez de los Presupuestos Generales del Estado, del dinero de todos los españoles. Pero, al presidente no parece importarle. Está aterrado de que, como Ayuso en Madrid, Mañueco le noquee el 13-F. Y es que, si se confirman las encuestas, el PP ganaría de largo las elecciones en Castilla y León, lo que pondría a Sánchez contra las cuerdas en el peor momento de la legislatura. Con sus socios de investidura en desbandada y con Podemos cuestionando cada decisión del Gobierno, en especial el envío de tropas a Ucrania. El PP, debería estar alerta. Porque las trampas del líder del PSOE no han hecho más que empezar.