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TRIBUNA

Ronald Reagan

Jesús Carasa Moreno
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carasajesusgmailcom/11/11/17
https://www.jcarasa.com/
viernes 23 de septiembre de 2022, 19:59h

Estamos viviendo un acontecimiento importantísimo, la guerra de Ucrania. Se analizan, profusamente, las razones por las que se ha llegado a ella y se señala a la desintegración de la URSS, que Putin quiere revertir y que considera “la mayor tragedia geopolítica del siglo XX”.

He leído muchos estudios, de comentaristas y columnistas, analizando esta caída y me sorprende que la expliquen como una operación espontánea de los mandatarios de la URSS, dirigidos por Gorbachov, que, un buen día, decidieron encaminar, generósamente, a su Imperio, hacia la Democracia y la Libertad, convencidos de sus bondades.

Por ningún sitio he encontrado, a nadie, que hable de “un tal Reagan”. Lo cual añade un puñadito, a mi montaña de escepticismo, que, los “relatos” de analistas de actualidad y de acontecimientos históricos, han ido agigantando.

Pero amigos, esto lo he vivido yo y tengo mi propio “relato”. Y fue Reagan, el Presidente de los EE.UU., el que con su astucia, buena voluntad y humor contagioso, fundió aquel bloque de hielo de la gerontocracia sovietica y convenció a Gorbachov de desmantelar la URSS y conducirla a la democracia.

Sin embargo, los del “relato políticamente correcto”, con gran pesadumbre por la caída de la URSS. y puestos a elegir, prefieren el protagonismo de Gorbachov al de Juan Pablo II y Ronald Reagan, anticomunistas vitalicios que, oh sorpresa, sufrieron un atentado al principio de sus mandatos. ¡Si sabían, sus autores, con quien “se jugaban los cuartos”!.

A Reagan, no solo intentaron eliminarlo físicamente, sino que perpetuaron una confabulación de las izquierdas para reducir la biografía, del hombre más importante del siglo XX, a dos palabras, “actor mediocre”.

Pero Reagan fue mucho mas que eso, fue un hombre de origen humilde, de formación en Economía, anticomunista “químicamente puro” y que despues de carreras importantes en el cine (diecinueve películas), la radio y la televisión. decidió dedicarse a la política.

Y fue, durante ocho años, nada menos, Presidente del Estado de California, a cuya sociedad activó, de tal manera, que situó su economía entre los cinco Estados más ricos del mundo y hoy sigue siendo la sede de una sociedad próspera, innovadora y promotora de investigaciones de vanguardia.

Fue Presidente de EE.UU. durante dos mandatos, ganando las elecciones con resultados abrumadores. Levantó su postrada autoestima y economía con el fortalecimiento del dólar y la aplicación, decidida, de fórmulas que, aunque ortodóxamente liberales, llegaron a denominarse “reaganómics” por su decidida apuesta personal.

Todo esto bastaría para considerarle uno de los presidentes más importantes de los EE.UU. Pero me queda por contar lo más importante, lo que le hace, a mi juicio el personaje del siglo XX.

Aplicando una táctica meticulosamente preparada, llevó a cabo el milagro de acabar con la guerra fría que, nuestras generaciones, padecimos, con la angustia constante de que se convirtiera en caliente.

En varias entrevistas, convenció con su bonhomía, a Gorbachov, entre chistes y chascarrillos, de la superioridad del sistema democrático, que le esperaba con los brazos abiertos. Fue el clavo ardiendo, al que Gorbachov se aferró buscando una salida a su sistema en bancarrota.

Cuanto más que Reagan le mostraba, como alternativa, lo que se dio en llamar “la guerra de las galaxias” que consistía en el apoyo total de la economía americana, infinitamente superior a la soviética, al despliegue de un sistema antimisiles que destruiría los del contrario al salir del silo, haciendo inútil la enorme fuerza nuclear soviética. Un farol que Reagan jugó muy convincentemente y que ganó la partida.

Firmaron tratados que les llevaron a desmantelar casi todos los silos de misiles nucleares, cayeron los muros que separaban, incluso físicamente, a las dos sociedades y en Rusia se celebraron elecciones homologables con Occidente.

Qué pena que los atavismos rusos, la falta de generosidad americana y la torpeza de los presidentes que sucedieron a Reagan, ha hecho que Gorbachov se sienta, con razón, engañado, y volvamos a donde estábamos… o peor.

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