Desconozco las virtudes y los defectos de la Sanidad madrileña, si bien Ruiz Escudero es...
Desconozco las virtudes y los defectos de la Sanidad madrileña, si bien Ruiz Escudero es un político solvente y constructivo. Se puede confiar en sus innumerables aciertos, acreditados por una extraordinaria capacidad de trabajo y gestión.
Sería un error, sin embargo, caer en la trampa de la provocación: controversia y debate sobre la Sanidad madrileña. Significaría hacer el juego a los que perpetran la trampa y con la muleta en la mano izquierda citan a los ingenuos para beneficiarse del pase natural. La realidad de la actual controversia no está en el problema sanitario. El Gobierno frentepopulista de Pedro Sánchez y la extrema izquierda no tratan de defender la Sanidad sino de utilizarla para fragilizar a Ayuso, para derribar a la presidenta de la Comunidad madrileña. Son muchos los que no han digerido su gran triunfo del 4 de mayo; muchos los que han encontrado en el pretexto sanitario el camino para golpearla a través de la larga caravana de las insidias y los despropósitos.
Miguel Ángel Rodríguez, uno de los políticos más avezados y certeros de la vida pública española, ha aconsejado a Isabel Díaz Ayuso que haga frente a la campaña de la extrema izquierda con flexibilidad pero con firmeza, con moderación pero con rotundidad, con prudencia pero descargando las verdades como puños que han convertido a la presidenta madrileña en la mujer con más carisma de la política española.
Próximas ya las elecciones autonómicas, el acoso a Madrid, joya de la Corona, se intensificará de forma exponencial. Como el descrédito de Sánchez alcanza dimensiones considerables, sus críticas a Díaz Ayuso y sus descalificaciones no solo no perjudican a la presidenta sino que la robustecen, según algunos analistas de probada y comprobada sagacidad.
Quedan solo unos meses para que los madrileños acudan a las urnas. Isabel Díaz Ayuso sabe de sobra que no le espera un camino de rosas. Pero parece dispuesta a repetir lo que consiguió hace poco más de un año e, incluso, alzarse con la mayoría absoluta para gobernar ajena a cualquier cortapisa tendenciosa.