En la Manduca de Azagra, el excelente restaurante que en tiempos del felipismo reunía a...
En la Manduca de Azagra, el excelente restaurante que en tiempos del felipismo reunía a dirigentes políticos destacados se han encontrado en insólita convocatoria Felipe González, Alfonso Guerra, José Luis Corcuera, Javier Solana, Carlos Solchaga, Jerónimo Saavedra, Manuel Chaves, Juan Majo, Joaquín Almunia, Abel Caballero, Pedro Solbes, Virgilio Zapatero, Rosa Conde, Javier Moscoso, Tomás de la Cuadra, Gustavo Suárez Pertierra, Narciso Serra, Enrique Barón, Matilde Fernández, Carlos Westendorp, Cristina Alberdi y tantos otros que consolidaron la España de la Transición en unos Gobiernos felipistas ejemplarmente respetuosos con el espíritu y la letra de la Constitución.
Se han dado explicaciones varias a esta reunión, si bien hay una cuestión de fondo que a nadie escapa. Emiliano García-Page, presidente socialista de Castilla-La Mancha y Javier Lambán, presidente socialista de Aragón han tenido el valor político de rechazar públicamente las reformas del Código Penal que Pedro Sánchez ha introducido para complacer a los independentistas catalanes y a los bilduetarras. El actual presidente necesita sus escaños para subsistir y probablemente los necesitará en el futuro, si ganara las próximas elecciones.
El PSOE de Felipe González fue europeísta y socialdemócrata; el de Pedro Sánchez ha basculado a la extrema izquierda y al frentepopulismo. Felipe González se negó al entendimiento con Anguita, que le hubiera mantenido en el poder, en lugar de ser desplazado por José María Aznar; Pedro Sánchez ha nombrado ministros comunistas. Felipe González eligió siempre la moderación; Pedro Sánchez, el extremismo.
Y claro, los miembros más relevantes del socialismo español están alarmados ante la deriva del PSOE sanchista y temen que el partido pueda fracturarse. En la reunión de la Manduca de Azagra se dijeron cosas especialmente sabrosas que me han explicado off the record y que, naturalmente, no puedo contar. Pero que saldrán a la luz. Pedro Sánchez se puede quedar sin el PSOE de la Transición, lo que le importará bien poco si consigue con sus alianzas espurias mantenerse en el poder.
