En pleno año electoral Pedro Sánchez ha recitado su canto triunfal económico. Sabe que la opinión...
En pleno año electoral Pedro Sánchez ha recitado su canto triunfal económico. Sabe que la opinión pública abomina de sus concesiones a los golpistas catalanes y a los bilduetarras. Es una vergüenza nacional y una indecencia política contemplar al presidente del Gobierno genuflexo ante los enemigos de la unidad de España, mendigando el plato de lentejas de unos escaños que le mantengan en el poder.
Se ha esforzado el sanchismo por quemar los cartuchos de esa indecencia durante los meses finales del año 2022 y pretende ahora emborronar el desastre político cantando las glorias económicas que les devuelvan lo que las encuestas solventes le niegan. Para ello Pedro Sánchez está dispuesto a todo y el Partido Popular debe permanecer alerta de las jugarretas que el sanchismo pueda poner en marcha.
Pero al margen de ciertas trapecerías, el PSOE está dispuesto a endeudarse hasta las cejas, aun a costa de enredar a la nación con graves consecuencias para las próximas generaciones. El presidente del Gobierno se dispone a exhibir -lo está haciendo ya- datos y realidades que constituyen un puro sofisma.
La portavoz del Partido Popular, Cuca Gamarra ha refutado con cifras tozudas y concluyentes, las mentiras económicas del sanchismo. Ha acertado plenamente, pero no basta. El PSOE sanchista controla en parte considerable a tertulianos y columnistas de los diversos canales de televisión, de las cadenas de radio, de los periódicos impresos y digitales y de las redes sociales.
Si Alberto Núñez Feijóo no reacciona de forma fulminante y con él su entorno cualificado, Pedro Sánchez conseguirá hacer creer a anchos sectores de la opinión pública que la economía está bien encaminada y la prosperidad garantizada, con incidencia en los electores y consecuencias difíciles de calcular.
