LaLiga. El VAR hace el ridículo y el Getafe traslada sus dudas al Atlético

Enfrentaron inercias y necesidades este sábado Atlético y Getafe en el Metropolitano. En el inicio de la segunda vuelta, unos batallan por encaramarse de manera definitiva a los puestos que dan acceso a la Liga de Campeones, mientras que los otros ansían puntos para salir de los escaños que condenan al descenso. A estas alturas de campeonato no valen ya mejorías en las sensaciones; los triunfos resultan obligados para completar los objetivos dibujados al inicio del curso. Y de ese cruce de caminos saldría una escena para la historia del balompié nacional, con el gol de sustituido. Esta fue la estrambótica secuencia: Ángel Correa marcó, se lo anularon por fuera de juego, fue suplido por Carrasco, el VAR validó el tanto y el argentino festejó desde el banquillo, ya con el abrigo puesto.

Más allá de este episodio, que subraya la torsión que ha sufrido este deporte con la imposición del fútbol moderno, los 'azulones' compitieron bien y llegaron a la orilla, lo único que les faltó en el Camp Nou hace dos semanas -llegaron a provocar temblores en el líder liguero-. Quique Sánchez Flores incendió a su directiva en la previa de este duelo, al quejarse por la planificación de la plantilla y la actitud de futbolistas que ven cada mercado de fichajes como la oportunidad para huir del Coliseum Alfonso Pérez -el único caso verbalizado con nombre y apellidos es el de Maksimovic-, en una maniobra diseñada para unir a su vestuario en un momento en el que yacen penúltimos e inmersos en una serie de cuatro derrotas consecutivas. Llegaron a esta fecha sin puntuar en 2023, con lo que hasta el puesto de entrenador se puede replantear en el despacho de Ángel Torres.

Dijo el técnico que algunos de sus subordinados "no han podido o no han querido" jugar en este mes. Lo que hay que preguntarle es si su planteamiento estilístico "no ha podido o no ha querido" ir más allá del pelotazo en largo para que lo trate de bajar Enes Ünal. Porque en sus alineaciones figuran Luis Milla jr. o Carles Aleñá como fijos, dos creativos a los que les beneficiaría gozar de la pelota más que correr persiguiendo rivales. Festejó Quique esta tarde el regreso de Mauro Arambarri, un mediocentro tan valioso que tras cuatro meses de baja ha saltado a la titularidad a las primeras de cambio. Y no es para menos, pues este uruguayo equilibra todo con su actitud y su lectura de las situaciones. Mejorará sin duda el colectivo con su vuelta a la dinámica.

En ese sentido, parece poco bagaje irse al descanso sin tirar entre palos. Y eso a pesar de acompañar a Ünal con Borja Mayoral, una doble delantera estupenda a la que no le llegan pelotas rematables. Sólo al final del primer acto amenazaron a Oblak los visitantes, siempre a la carrera y a lomos de Mayoral y de Aleñá. El atacante turco marró sus lanzamientos, si bien uno de ellos, un latigazo desde media distancia, rozó el palo -minuto 45-. Hasta entonces la posesión y la iniciativa pertenecieron a un Atlético voluntarioso aunque falto de electricidad y de algo de ritmo de pase. La banda de Nahuel Molina sigue siendo preferente, con un Rodrigo de Paul en ascenso. Por ese perfil se gestaron llegadas que la zaga repelió -en el 26, taponó un triple remate local desde dentro del área- y que Álvaro Morata no supo leer para marcar. Al madrileño le anularon un tanto por posición antirreglamentaria y volvió a dejar un penalti protestado -más que posible, por agarrón de Djené- como su acción más destacada.

No conjugaron bien la precisión y la puntería los atacantes rojiblancos y cuando lo hicieron, como el zurdazo de Griezmann o en el cañonazo de Lemar, emergió el meta David Soria para mantener el 0-0. Presionó con efectividad y hambre el sistema del 'Cholo' y se le escapó la presa hasta que, en la reanudación y tras subir la intensidad por la charla del estratega argentino, Ángel Correa protagonizó el primer gol del sustituido que ve el fútbol español. Thomas Lemar descerrajó un trueno desde lejos, Soria despejó como pudo y el campeón del Mundial de Catar marcó, de potente volea. Mas fue anulado en primera instancia, hecho que aprovechó Simeone para quitar al propio Correa y a Lemar y meter a Carrasco y a Marcos Llorente -que está recién recuperado de lesión-. Sin embargo, Mateu Lahoz paró todo y el VAR le ordenó dar legalidad a la diana. Para regocijo y estupefacción del personal.

El Getafe, ahora sí, decidió relacionarse mejor y con más insistencia con el balón. Subieron líneas y ganaron peso en el partido. Les costaría una barbaridad traducir su reacción en estadística, pues los colchoneros optaron por ceder terreno y cerrar filas. Para eso sentaron a Morata y dieron entrada a Saúl Ñíguez. Y esta maniobra, que tanto ha penalizado en los últimos años al 'Cholo', le cobró una factura muy cara en este anochecer capitalino. Porque en el minuto 83, uno de los centros laterales bombeados por los visitantes cayó en la cabeza de Borja Mayoral y el rechace fue a golpear la mano de Saúl en el área. Ünal asumió la responsabilidad del penalti, cargó en sus hombros la inestabilidad que se respira en su club y marcó. Ajustó con mucha clase el disparo y firmó un 1-1 al que nadie rebatiría nada. Por el buen hacer del muro 'azulón'. Para dar luz a su delegación -que sólo ha marcado 17 goles en 20 partidos y, por problemas internos, ha de jugar con un central y un delantero, Gastón Álvarez y Portu, como carrileros- y para refrescar las dudas sobre la estabilidad rojiblanca. No hay manera de que ganen tres veces seguidas.