Pedro Sánchez ha mantenido el discurso de que la ley del “solo sí es sí” era excelente y una conquista histórica del feminismo, a pesar de la oleada de reducción de penas de más de 400 agresores sexuales y las decenas de excarcelaciones. Hasta que Tezanos le ha alertado de que la polémica era el motivo principal del desplome del PSOE en las encuestas. Y ahí, se ha plantado y ha decidido presentar una reforma de la normativa al margen y en contra de Podemos.
También lo ha hecho por la tranquilidad de saber que el partido morado no rompería la coalición. Con esta maniobra, Pedro Sánchez ha matado dos pájaros de un tiro. Se frenará el escándalo de las rebajas de penas, escenificará su “moderación” frente al extremismo de su socio de Gobierno y se presentará en las campañas electorales como un socialdemócrata de pura cepa. Una vez más, ha demostrado que es un nefasto gobernante, pero un virtuoso estratega cuando asoman las urnas. Y desde ahora hasta que se celebren las elecciones, se centrará en exclusiva en trabajar para revertir el resultado de las encuestas.
Feijóo no debe fiarse. Todos los sondeos demoscópicos le señalan como el seguro vencedor de las elecciones. Pero enfrente se encuentra un estratega muy peligroso, que cuenta, con la entera maquinaria del Estado y con los datos que Tezanos le proporciona al minuto. El presidente del CIS es en realidad el director en la sombra de las campañas electorales de Pedro Sánchez. Y con esos datos sobre intención de votos actuará el Gobierno. Con o sin Podemos. Con o sin los separatistas y los proetarras. Pero que nadie se equivoque. Durante la campaña electoral, denigrará a sus socios de Gobierno y de legislatura. Jurará que nunca más pactará con ellos, como dijo en las últimas campañas. Y si, al final, le salen las cuentas, volverá a gobernar con Podemos, ERC y Bildu.