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TRIBUNA

Miento, luego existo

Jesús Carasa Moreno
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carasajesusgmailcom/11/11/17
https://www.jcarasa.com/
martes 07 de febrero de 2023, 20:12h

Vivimos tiempos en que la mentira se ha hecho moneda de curso legal. Buena parte de las tertulias que, ahora se prolongan no presencialmente, mediante internet, tienen ese contenido, comunicar y comentar las últimas mentiras descubiertas. Y en el océano de las redes sociales en el que, “todo el mundo” siembra y pesca, podemos llenar la cesta con abundantes capturas.

Nos dice Harari que el ser humano se ha desarrollado, por su facultad fabuladora, si entendemos como desarrollo su capacidad para formar sociedades complejas y fabulación la de inventar relatos atractivos, manipular la historia o inventar señuelos que sectaricen a los que delegan el fatigoso engorro de pensar.

Además, ha descubierto que la mentira política no tiene penalidad pues en el terreno de las pasiones y no de las razones, la mentira se acepta como arma válida a emplear contra el contrario, que es ya enemigo.

De ahí que el cambio político-climático ha hecho que el océano de mentiras, que constituye el habitat del ser humano, haya crecido, de tal forma, que vivimos inmersos en ellas.

Mi primer libro “Miento, luego existo” contiene, además de algún pequeño ensayo, la recopilación de algunas columnas publicadas en Prensa. Y se me ocurrió el título al comprobar que muchas de mis reflexiones trataban de la mentira o contenían anécdotas relacionadas con mentiras celebres.

En mis entrevistas de promoción del libro, siempre se me demandaba que eligiese alguna, contenida en él y siempre les contaba la misma, un relato conocido por todos y a mi juicio, un ejemplo de la buena relación del ser humano con la mentira y de como puede admitirla, sin cuestionarla por siglos, si le acompaña una música pegadiza.

Me refiero a la fábula bíblica de David y Goliat, cuya moraleja quiere estimular la fortaleza de ánimo ante adversidades aparéntemente insuperables. David, un pequeño adolescente, derrota al gigante, Goliat a pesar de ser el mas débil.

Y se sigue aceptando, a pesar de su evidente falsedad, pues el pobre Goliat, armado para distancias cortas, quedaba indefenso ante el certero hondero David que, desde una prudente lejanía, le derriba, de un cantazo y ya en el suelo, le corta la cabeza con su propia espada.

Es un ejemplo idóneo de como una flagrante mentira puede ser puesta en circulación, sin rubor y aceptada, sin que nadie la rebata, por tiempo indefinido. Y nos indica que, seguramente, desde el comienzo de la humanidad hay otras muchas que circulan impunemente.

Esta habilidad ha sido capaz de arrastrar masas hacia lo que llamamos progreso pero, tambien hacia guerras y excentricidades sin cuento. El espíritu fabulador, ha inventado infinitas mentiras en religiones, patrias, liderazgos, sectas, doctrinas políticas, filosofías, relatos del pasado, etc….

Y es que el ser humano, a medida que va tomando la vida en sus manos, va conociendo la dificultad a la que se enfrenta y sintiendo la

angustia que ello conlleva. Y se afana en encontrar un asidero, una guía de conducta ante las infinitas alternativas que la vida le ofrece. Y se hace, no solo fabulador, sino consumidor compulsivo de relatos y señuelos conductuales y morales.Y es tan agobiante, esa atracción, que no es muy exigente a la hora de valorar las ofertas. La mentira y el sectarismo, llegan a ser, para algunos, alimentos de primera necesidad. Por poner un ejemplo, que deja claro lo que expongo, permitidme que mencione el movimiento Terraplanista que propone, a estas alturas, para defender su texis que “Las agencias espaciales del mundo están involucradas en una conspiración internacional para engañar al público en pos de vastas ganancias”.

Amigos. No es que el ser humano comulgue, es que se alimenta de ruedas de molino.

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