El Barcelona ha sido siempre uno de los equipos señeros del fútbol mundial. Sus éxitos...
Google reprodujo íntegramente este artículo aparecido en el diario La Razón. Su autor es el académico de la Real Academia Española, Luis María Anson, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Lo publicamos a continuación.
El Barcelona ha sido siempre uno de los equipos señeros del fútbol mundial. Sus éxitos nacionales e internacionales ahí están. Sus victorias acreditan la calidad futbolística de sus jugadores. Además, ha robustecido a la selección española. Todos los aficionados recuerdan la contribución del gran Basora, el mejor extremo derecha del fútbol español; del gato con alas, el inolvidado Ramallets; de la alta calidad de Gonzalvo III; de aquel César que se distinguió por su clase que a todos asombraba; de la solidez inacabable de Busquets; y de tantos y tantos futbolistas excepcionales que enriquecieron el deporte español.
Naturalmente una cosa es el equipo de fútbol y otra muy distinta la empresa del club, algunos de cuyos dirigentes han podido presuntamente ser prevaricadores o corruptos. Tanto el ciudadano medio como el aficionado tienen derecho a que se esclarezca una situación que se ha presentado a la opinión pública con indicios incuestionables de delito. Florentino Pérez ha distinguido sabiamente entre el equipo y el club y se ha personado en la causa abierta por la Fiscalía.
Pero, ojo, habrá que tratar este asunto con pies de plomo, por razones de justicia y por razones políticas. No se puede caer en la trampa de cuestionar la calidad deportiva de los jugadores del equipo. Sí se pueden y se deben aclarar los presuntos delitos de algunos directivos del club. Pero si se confundieran ambos factores, el equipo y el club, se provocaría una reacción política de carácter secesionista que penetraría en anchos sectores de la vida catalana.
La prudencia y el buen sentido deben presidir cualquier acción en favor de la recta intervención de la Justicia y de la clarificación de una situación que sólo afecta presuntamente a algunos directivos del club. Los agitadores de la acción política anticonstitucional llevan unas semanas frotándose las manos porque saben muy bien a dónde conduciría un tórpido planteamiento de la cuestión si se confunden las cosas y no se deja a un lado la ejecutoria deportiva de los jugadores del Barcelona, que es indiscutible, y al otro lado la gestión de algunos de sus dirigentes que es discutible y que resulta necesario aclarar, sin perder de vista que estamos jugando con fuego.