La cercanía de las elecciones municipales y autonómicas hace que este 1-M no se presente como el mejor momento para que los sindicatos reivindiquen los derechos de los trabajadores. Más bien, salen a la calle para hacer campaña a favor de los partidos de la izquierda y afrontar el “riesgo” de que el PP pueda gobernar. Pedro Sánchez puede estar tranquilo. Y es que ha convertido a los líderes sindicales en “ministros camuflados”. Pepe Álvarez y Unai Simón no defienden a los trabajadores, no atacan al Gobierno por la crisis económica. Se limitan a seguir el guion de Moncloa y culpan a los empresarios por sus “indecentes” beneficios y a “los ricos” en general de la precaria situación laboral y salarial. Lo acaban de reconocer los líderes de los dos sindicatos: las manifestaciones son “un ultimátum a la CEOE” para que negocie las subidas salariales. De paso, aducen que no es necesaria “una huelga general”. Y es que, para ellos, el Gobierno de coalición es intocable. Tanto que no han convocado una sola manifestación contra el Ejecutivo, cuando suele ser lo habitual de las organizaciones sindicales.
También puede estar tranquilo Sánchez, pues la vicepresidenta del Gobierno, líder de Podemos en la coalición, ministra de Trabajo y candidata de “Sumar” se ha erigido en la gran activista sindical y por eso encabeza las manifestaciones de este 1-M preelectoral al grito de “subir los salarios y bajar los precios”. Todos los cargos de Yolanda Díaz, ahora, se resumen en uno: candidata a las elecciones de ese invento de partido que busca sustituir a Podemos. Pero a nadie se le escapa que, tras las elecciones generales, Yolanda Díaz quiere volver a La Moncloa en volandas como la mano derecha de Pedro Sánchez.
El PP y sus políticas neoliberales es el otro enemigo de los sindicatos, que para eso se comportan como buenos y dóciles “ministros”. Porque su mayor preocupación es que el partido de Feijóo llegue al poder. De ahí, que las movilizaciones de este 1-M protesten contra todo y contra todos, menos contra el Gobierno. Al final, en lugar de un Día de los Trabajadores para defender a esos trabajadores, este 1-M se convierte en un mitin más de las campañas electorales de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Porque para UGT y CCOO, la culpa de todo es del PP y de los empresarios. No de las nefastas medidas económicas del Gobierno. Y, de ahí, que los dos grandes sindicatos hayan convertido el 1-M en un día más de campaña electoral. Como diría Rufián, “que viene la derechona”.