Los escándalos de la compra de votos y de las listas de Bildu cuajadas de asesinos etarras en plena campaña han dado la puntilla a las aspiraciones de Pedro Sánchez de salir vivo de estas elecciones. Pero ya estaba malherido desde hacía mucho. Desde que se alió con comunistas, proetarras y secesionistas con ínfulas golpistas. Desde que gestionó la pandemia con chulería y decisiones nefastas. Desde que aprobó unos presupuestos con medidas económicas perjudiciales y el atraco a las clases medias. Desde que asaltó las Instituciones para burlarse de la democracia. Desde que se inventó leyes nauseabundas o delirantes. Desde que arrampló con el Código Penal y se convirtió, demasiado pronto, en un presidente autoritario. Y, lo peor, ha partido a España en dos bloques antagónicos y ha despedazado el PSOE, que tardará mucho tiempo en recuperarse.
El PP, con Feijóo y, sobre todo, Ayuso al frente, ha ganado por goleada. Y, aunque el mérito de ambos y otros dirigentes es incuestionable, Sánchez se lo ha puesto fácil. Ha perdido por méritos propios. Y todo apunta a un cambio de ciclo, a que tras las elecciones generales, el líder socialista tendrá que abandonar La Moncloa. En total, el PP ha recibido casi 800.000 votos más que el PSOE. Este domingo, el presidente ha fracasado con estrépito. En la Comunidad de Madrid, Ayuso ha logrado una histórica mayoría absoluta y en las de Valencia, Aragón, La Rioja, Cantabria y Baleares se ha confirmado el vuelco. También en las ciudades, el triunfo del PP ha sido definitivo con una mayoría absoluta de Almeida en Madrid y victorias rotundas en Valencia, Zaragoza, Sevilla y el resto de capitales andaluzas.
Aunque no hay que lanzar las campanas al vuelo. Porque, ahora, en lugar de dimitir con dignidad por su descomunal derrota, por el daño que ha causado a su propio partido, empleará todas sus armas, sobre todo las mentiras y las trampas, para amarrar el poder. Si en estas elecciones ha saltado el escándalo de la masiva compra de papeletas por el PSOE, en las próximas, el PP deberá investigar a fondo el flujo de los votos por Correo, en especial los que llegan desde el extranjero. No. No conviene adelantar acontecimientos si se tienen en cuenta las muchas maniobras rastreras que pondrá en marcha para evitar su jubilación política. Desde el poder que otorga la presidencia del Gobierno y desde las Instituciones del Estado que controla, como el Tribunal Constitucional o la Fiscalía General, torpedeará al PP con la intención de destruir a su principal adversario.