Una buena parte de los barones históricos del PSOE han cargado abiertamente contra Pedro Sánchez...
Una buena parte de los barones históricos del PSOE han cargado abiertamente contra Pedro Sánchez y su decisión de convocar elecciones para el 23 de julio, uno de los días más calurosos de las vacaciones de verano.
Abrió la veda Joaquín Leguina, que propuso, ante el despropósito de la consulta electoral, que se escabechara a Pedro Sánchez y el candidato del PSOE fuera una mujer o un hombre desprendido de la penosa biografía del aliado de los bilduetarras y de los secesionistas catalanes.
Alfonso Guerra respaldó la posición de Leguina y se ha manifestado de forma especialmente agria en contra de la alianza de Sánchez con los podemitas, así como con los pactos con Bildu y ERC, que erosionan el socialismo liberal y democrático. 140 años después, el abrazo a radicales, populistas, independentistas y herederos del terror amenaza y compromete la esencia del PSOE. Finalmente, el que fuera vicepresidente del Gobierno con Felipe González, opina que los militantes del PSOE deben decidir sobre la conveniencia o no de que Pedro Sánchez sea el candidato el próximo 23 de julio.
Nicolás Redondo, Cándido Méndez, José Luis Corcuera, Rodríguez Ibarra, Virgilio Zapatero, Javier Rojo y otros muchos dirigentes de la gran etapa del PSOE socialdemócrata han exhibido el brillo de sus armas ideológicas sobre el cuerpo del presidente del Gobierno.
No se trata de ataques de Alberto Núñez Feijóo ni de gentes hostiles históricamente a lo que el PSOE significa. No. Se trata de nombres relevantes de la historia del partido que se revuelven inquietos ante el despropósito de una política extremista que está emborronando la historia centenaria del PSOE y comprometiendo gravemente su futuro.
