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EDITORIAL

Los perjudiciales pactos que tendrán que aceptar el PSOE y el PP para poder gobernar

EL IMPARCIAL
martes 06 de junio de 2023, 13:36h

Después del 28-M, Núñez Feijóo ofreció sus concejales y diputados a Pedro Sánchez para apoyar a los socialistas si así evitaba los posibles gobiernos de Bildu. Y lo ha cumplido. En Vitoria, los votos del PP han reforzado el pacto entre el PNV y el PSE para impedir que la Alcaldía de Vitoria cayera en manos de Otegui. El presidente del Gobierno ha dado la callada por respuesta. Se trata de un buen ejemplo de lo que deberían hacer los dos grandes partidos en busca de consensos en asuntos de Estado, como lo es cortar el paso a gobiernos proetarras. Pero para la izquierda, eso no importa. Solo importa, estrangular al PP con su conocido cordón sanitario.

En realidad, ahora a los “progresistas” solo les interesa que fructifique un acuerdo entre los partidos de la extrema izquierda. Porque, aunque Pedro Sánchez pretenda absorber esos votos, es consciente de que necesita a Sumar y Podemos unidos para tener alguna posibilidad de mantenerse en La Moncloa. Y esta misma semana, Yolanda Díaz e Ione Belarra tienen que tomar una decisión. Como comentábamos en nuestro último editorial, la ministra de Trabajo quiere liquidar Podemos, a pesar de haber llegado a vicepresidenta gracias a Pablo Iglesias, el fundador del partido. Pero se trata de un error, pues pocos o muchos, el partido morado mantiene su influencia en buena parte de esos electores así como en los líderes de partidos como ERC o Bildu, imprescindibles en la operación electoral.

En España, de momento, no se adivina un partido que pueda alcanzar una mayoría absoluta para poder gobernar en solitario. El PSOE, de ningún modo, por lo que, en el mejor de los casos, si obtuviera un buen resultado se vería obligado a formar un nuevo Gobierno Frankenstein. Tampoco el PP, que en todas las encuestas se acerca a esa mayoría absoluta, pero siempre tendría que contar con el apoyo o, al menos la abstención de Vox. Pero Abascal quiere pisar moqueta y no parece estar dispuesto a permitir que Feijóo gobierne sin pasar por taquilla; esto es, entrar a formar parte del Ejecutivo. El líder del PP podría tensar la cuerda en los pactos municipales y autonómicos y rechazar acordar gobiernos con Vox. Así, sus votantes se terminarían decantando por el voto útil al PP, antes de que gobierne la izquierda tras las elecciones generales. Pero quizás es un riesgo que Génova no quiere correr.

El centro, ese agujero negro que algunos sueñan con rellenar, ahora ni existe. Y mientras Pedro Sánchez sea el secretario general de los socialistas, ni el más iluso puede soñar con un pacto de Estado entre el PP y el PSOE que arrinconaría a los partidos extremistas en una vuelta al bipartidismo. Los partidos “inútiles” van desapareciendo, como Ciudadanos y últimamente todo apunta a que Podemos lleva el mismo camino. Y es más que probable, que Vox se desinfle, a medida que el PP se robustezca. Muchos reniegan del bipartidismo, pero en España siempre ha resultado ser la mejor fórmula. La alternativa es llenar el Parlamento de partiditos que solo quieren ocupar escaños y ser recompensados por el Gobierno de turno en sus aspiraciones, a menudo delirantes y contraproducentes. Esta legislatura puede ser el mejor ejemplo. El Gobierno se ha visto obligado a ceder a las exigencias de Podemos, Bildu y ERC. Y así se ha legislado. En el mejor de los casos, hay que esperar que Sánchez se estrelle el 23-J y Feijóo sea capaz de pactar con su sucesor al frente del PSOE. Como ha hecho en el País Vasco para aniquilar los gobiernos municipales de Bildu, sin que los socialistas expresaran el menor agradecimiento. Por, eso, ahora es una pura utopía pensar que los líderes del PP y del PSOE puedan siquiera sentarse a hablar.

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