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Ensayo

Luke Harding: Invasión

lunes 11 de septiembre de 2023, 09:22h
Luke Harding: Invasión

Durante el mes de agosto y principios de septiembre, Los Lunes de El Imparcial recuperan algunas críticas más leídas de libros destacados. ¡Felices lecturas! Traducción de S. L. Deleatur. Deusto. Barcelona, 2023, 283 páginas. 19,95 €.

Por Alfredo Crespo Alcázar

En Invasión. La sangrienta guerra de Ucrania y la lucha de un pueblo por su supervivencia, el periodista de The Guardian Luke Harding nos ofrece una obra en la que aborda la guerra de Rusia contra Ucrania iniciada hace 13 meses. El autor, buen conocedor de las maniobras con las que Vladimir Putin encara el panorama interior y exterior, trasmite al lector las mentiras empleadas por aquel en su intento de reconfigurar la arquitectura de seguridad europea, empleando para ello la fuerza como herramienta.

Harding combina dos planos complementarios en su libro, uno más periodístico y otro en el que las relaciones internacionales son las grandes protagonistas. Así, el primero de ellos puede observarse en las descripciones de la violencia de las tropas rusas y la firmeza en la respuesta de la población ucraniana, sobresaliendo el rol de Zelenski. En este sentido, destacan entrevistas con miembros de la resistencia civil, cuyo coraje ha destruido las expectativas de Moscú relativas a una victoria rápida y contundente. Por tanto, “cada vez estaba más claro que Putin había cometido un error. Varios, de hecho. Había subestimado las cualidades personales de Zelenski. Y su suposición de que la mayoría de los ucranianos verían con buenos ojos su rescate por parte de las tropas rusas estaba revelándose como una fantasía ridícula” (p. 68).

En cuanto al segundo, se centra en analizar consecuencias ya tangibles derivadas de esta agresión. Aquellas van desde el abandono de la neutralidad por parte de Finlandia y Suecia, hasta la notable implicación de Reino Unido en las “cuestiones europeas”, sin olvidar el apoyo dado a los refugiados ucranianos por parte de países, como los de Visegrado, hasta hace poco tiempo reacios a acoger a inmigrantes dentro de sus fronteras.

Con todo ello, la principal lección la encontramos en el fortalecimiento de la relación transatlántica, a través de liderazgo de la OTAN, organización que ha rebatido las tesis poco optimistas de Macron acerca de su futuro, y de Estados Unidos. La Casa Blanca parece haber dejado atrás el repliegue del panorama internacional que caracterizó a las administraciones encabezadas por Donald Trump y Barack Obama. Igualmente, en el interior del país predomina un consenso entre republicanos y demócratas acerca de la política a seguir ante Rusia, en claro contraste con la polarización que se detecta en otras materias de índole doméstica. La razón tiene que ver con que nos encontramos ante “una larga lucha entre la democracia y la autocracia; entre la libertad y la represión” (p. 141). A modo de ejemplo, Joe Biden comparó la resistencia de Kiev, Mariúpol y Járkiv con la respuesta dada a la URSS por Hungría, Polonia y Checoslovaquia durante la Guerra Fría.

En cuanto a los motivos de Putin para llevar a cabo este ataque contra Ucrania, su finalidad resulta evidente: cambiar la arquitectura de seguridad en Europa. Sin embargo, el aludido dirigente ha intentado disfrazar ese deseo, señalando que el verdadero interés radica en desnazificar Ucrania, cuya estatalidad no reconoce, cabe precisar. Sin embargo, este modus operandi no ha convencido a buena parte de sus “súbditos” de la trascendencia de la empresa que tiene entre manos: El creciente número de soldados rusos muertos tuvo escaso impacto en los residentes de Moscú. La mayoría de los muertos procedían de regiones lejanas: la república de Buriatia, en el este de Siberia, y la montañosa república musulmana de Daguestán. El Kremlin se aseguró de que fueran los pobres de las zonas rurales los que murieran” (p.232)

Finalmente, con relación al futuro hay diferentes posiciones que podrían quebrar la unidad que hasta la fecha se aprecia entre Estados Unidos y Europa. En efecto, las posturas de Washington, el bloque del Este y Reino Unido contrastan con las de Alemania, Italia o Francia, naciones partidarias de no humillar a Rusia. Igualmente, ciertas observaciones de Harding resultan controvertidas. La principal es la que sostiene que Putin ya ha perdido, en tanto en cuanto no ha sido capaz de establecer un estado títere en Ucrania.

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