Pedro Sánchez ya da por hecho que será investido presidente después de “buscar y encontrar votos hasta debajo de las piedras”. Calla, sin embargo, que esos votos también están por encima de la ley. Pero, por mucho que alardee el líder del PSOE, tampoco los tiene asegurados todavía. Porque cada día que pasa, la lista de exigencias de sus posibles socios crece como la espuma. Además de la consabida ley de amnistía seguida del referéndum sobre la independencia, las principales reivindicaciones de Junts y ERC, ahora se suman las de Podemos que amenaza con no apoyar a Sánchez si Inés Montero no sigue de ministra de Igualdad. Resulta impensable que los comunistas puedan hacer fracasar la investidura del presidente de la coalición progresista por la rabieta de Ione Belarra, humillada por los desprecios de Yolanda Díaz. Pero lo ha dicho.
También Pere Aragonés ha puesto sobre la mesa de negociación un nuevo requisito: Cataluña gestionará y cobrará los impuestos de los catalanes al margen del Ministerio de Hacienda. El presidente de la Generalidad quiere cobrar ya una porción de la independencia prometida. Mientras, Urkullu y Puigdemont, la parte conservadora del presunto “Gobierno progresista”, no quieren ser arrinconados en el Hemiciclo por Bildu y ERC, lo que ocurrió en la pasada legislatura. Como han dicho “son imprescindible para cualquier investidura”. Y para hacerse valer, el PNV también exige un referéndum de autodeterminación y Junts sigue esperando que el golpe del “procés” sea legalizado a tiempo. Sea considerado como una simple movilización democrática de los catalanes.
España tendrá que pagar un alto precio legal y democrático para que Pedro Sánchez tenga éxito después de haber buscado votos “hasta debajo de las piedras”. Ya ha pagado la primera factura a Puigdemont “por adelantado” con la transformación del Hemiciclo en un Congreso llamado “supranacional”. El esperpento supera el millón de euros y la llegada de traductores al Parlamento para que Rufián se ponga los pinganillos cuando hable Feijóo. Pero no será fácil pagar el resto de la factura en tiempo y forma y menos aún, “dentro de la letra y el espíritu de la Constitución”. Y si así fuera, que Sánchez lo explique.
Porque, hasta ahora, el candidato socialista, sólo ha alardeado de tener asegurada la investidura. Pero, no con quién y a qué precio. Media España habla de una ley de amnistía a la que Pedro Sánchez ni se ha referido. Los voceros de Moncloa defienden, sin que se les pregunte, la “legalidad” de esa ley de amnistía. Y hasta Yolanda Díaz es capaz de hacer constitucional un referéndum de autodeterminación. Pero el candidato calla. Sólo presume de su inminente éxito mientras se burla de Feijóo. No quiere reconocer que para seguir de presidente va a tener que tragar muchos sapos, después de desguazar la Constitución. Y si no es así, que lo explique.