El poder de la mentira

Ayer, esperando en la consulta del médico vi en la televisión un anuncio que me dejó pasmada: se trata del anuncio del PSOE para las elecciones. No sé si lo habéis visto, pero intentad verlo porque es digno de muchos estudios sociológicos y psicológicos. Una voz envolvente masculina dice cosas (no recuerdo ya qué exactamente) y vemos la cámara avanzar por un autobús prácticamente vacío, donde desde el punto de vista del espectador, hacia el final a la izquierda (¡N.B. la izquierda!) hay una pobre mujer de mediana edad con aspecto deprimido. La voz envolvente nos cuenta un rollo y de pronto dice –a la vez que aparecen escritas las palabras (por si alguien no lo oyó bien) sobre la imagen – que “la derecha” (¿qué derecha?) culpa de la crisis (o de que todo vaya mal) a esta pobre, miserable e indefensa trabajadora. Y señoras y señores, ¡ése es el único mensaje del anuncio! O sea: “vota al PSOE, no porque tengamos un programa político, económico y social de la leche que aquí os explicamos en pocas e inteligentes palabras, si no porque ¡la derecha! (¡¿qué derecha, esa con la que escribo porque soy diestra?!) es tan malvada que culpa de la crisis y de la catástrofe económica al pobre trabajador”.

¡Muy fuerte! Primero de todo, es absurdo decir que un partido político (sea cual sea) culpe a los trabajadores de una crisis feroz que está llevando a la gente a la miseria; segundo porque es increíblemente estúpido que el PSOE siga con esa cansina cantinela de “la derecha”, se ve que el PSOE es incapaz de avanzar en el tiempo y que está irremediablemente encadenada al pasado, que cada día es más pasado, o sea demuestra con este anuncio que es incapaz de “progresar” y evolucionar; tercero, el PSOE pone en evidencia su absoluta falta de inteligencia, sensatez y seriedad al intentar convencer al pueblo de que lo vote no promulgando sus maravillosas y eficaces soluciones a los terribles problemas que nos aquejan, sino porque “el otro” es muy muy malo y está echándote la culpa a ti de todo. El PSOE acaba de dejar bien claro que no es más que una cáscara putrefacta vacía de contenido benigno, y las pocas posibilidades que tenía de salir vencedor en las urnas, las acaba de perder con este anuncio oligofrénico. A no ser que la inteligencia de la mayoría de los españoles deje mucho que desear. Todo es posible.