Por una universidad mirando al futuro
viernes 17 de julio de 2009, 20:51h
En Argentina los universitarios son 1,6 millones, de los cuales asisten a universidades privadas un 19 por ciento. Ingresan anualmente 360,000 alumnos (uno de cada cuatro ingresa a una universidad privada), mientras que se gradúan apenas 87,000, de los cuales un 28 por ciento provienen de universidades privadas. La relación entre graduados anualmente y total de alumnos es de un 7,2 por ciento en las universidades privadas y apenas de un 3,8 por ciento en las públicas. Los graduados en el 2007 correspondientes a carreras vinculadas a la producción, la investigación básica y el progreso tecnológico representan apenas el 24 por ciento de los graduados en las universidades públicas, el desnivel es mucho más marcado en las universidades privadas donde apenas el 17 por ciento de los graduados en el 2007 corresponden a las ciencias básicas y aplicadas. En las universidades públicas por cada físico se gradúan 90 abogados, en las privadas se gradúan 103 abogados por cada químico. En las universidades públicas los graduados en ciencias agropecuarias son menos de la mitad de los graduados en psicología y apenas el 15 por ciento de los graduados de abogados, en las privadas son menos de la decima parte de los graduados en psicología y el 3,5 por ciento de los graduados en abogacía. De los 63.000 graduados en el 2007 en las universidades públicas apenas un 5 por ciento son ingenieros, en las privadas de los 24.000 graduados apenas son ingenieros el 1,3 por ciento.
En la universidad pública gratuita por cada alumno perteneciente al 20 por ciento más pobre de la población hay ocho que provienen del 20 por ciento más rico, en la enseñanza primaria es al revés, por cada alumno que viene del 20 por ciento más rico hay más de cuatro del quintil más pobre. Mas del 80 por ciento de los que ingresan a la universidad pública no concluyen sus estudios, el abandono es muy alto en los jóvenes de familias con bajos recursos económicos. Argentina gradúa menos profesionales universitarios en proporción al número de ingresantes que otros países latinoamericanos, como Chile y Colombia. Se gasta en un sistema en el cual la mayoría de los estudiantes no se gradúan, triplicando así el costo para las finanzas publicas de tener un graduado. Como son muy pocos los graduados de las universidades públicas que provienen de familias pobres el sistema no es solo ineficiente sino socialmente regresivo. Además, los graduados no tienen el perfil profesional requerido por el desarrollo del país. El ingreso irrestricto a la universidad mas la ausencia de un examen al concluir al nivel secundario, debilita los incentivos a mejorar la calidad de la enseñanza y aumenta los costos de la Universidad.
Es necesario elevar la calidad del graduado, por eso es importante otorgar incentivos presupuestarios a aquellas universidades que gradúan profesionales bien preparados. La asignación de recursos presupuestarios a las universidades públicas debe estimular la expansión de las carreras estratégicas para el desarrollo, también debe favorecer a aquellas universidades que mejoran sus índices de graduación y la calidad de sus graduados. Son necesarias becas y préstamos a estudiantes de pocos recursos para que concluyan sin demoras sus estudios. Estas ayudas tienen que estar concentradas en las carreras universitarias prioritarias, orientadas a los alumnos que hayan demostrado un buen desempeño. Es necesario desbloquear la imposibilidad legal que las familias pudientes contribuyan al sostenimiento de la universidad pública que educa a sus hijos. Las familias de altos ingresos y cuyos hijos asistan a universidades públicas deberían contribuir a su sostenimiento con un adicional en el impuesto a las ganancias; estarán excluidos de esta contribución quienes cursen carreras científicas y tecnológicas prioritarias. Los graduados de la universidad pública también deberían aportar a sus facultades a través de una contribución recaudada por los consejos profesionales de su matrícula.
Es recomendable un examen general para los egresados universitarios; este examen anual será rendido por quienes egresan de las facultades públicas o privadas. Sus resultados serian periódicamente considerados para la acreditación de los títulos habilitantes de estas facultades. El resultado del examen no será tenido en cuenta para la graduación del alumno, ya que su objetivo es apreciar la calidad de la universidad y no del graduado, por lo tanto los resultados se publicaran agrupados por facultad.
Las metas a alcanzar exigen educación inclusiva de todos los grupos sociales, pero de calidad, con un calendario de jornada extendida a nivel inicial, primario y secundario que supere los 190 días de clase por año. Los niños pobres no deben ser postergados por escuelas deficientes, mal equipadas y con un corto periodo lectivo. La Universidad deberá está abierta a todas las clases sociales y no discriminar en función del nivel socioeconómico, pero debe comprometer el esfuerzo intelectual de los aspirantes. La matrícula universitaria no puede estar anclada en las tradicionales carreras del pasado sino en las nuevas necesarias para poner en valor todos los recursos de la Nación y expandir su capital humano calificado.
Economista
ALIETO GUADAGNI es economista graduado en la Universidad Nacional de Buenos Aires, con estudios de postgrado en la Universidad de Chile y Doctorado en la Universidad de California (Berkeley)
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