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¡Que curioso! (Sobre el coste del Estado Autonómico)

David Ortega Gutiérrez
martes 27 de abril de 2010, 20:44h
Hace pocos días se presentó en el Ateneo de Madrid un libro editado por la Fundación Progreso y Democracia con el sugerente título “El coste del Estado Autonómico”. De entrada llama poderosamente la atención el hecho de que estemos ante el primer trabajo que trate de evaluar, desde el rigor y la objetividad -las fuentes utilizadas son los Presupuestos Generales del Estado, la intervención general de la Administración Pública, el Instituto Nacional de Estadística o el Registro Central de Personal- el coste de nuestro Estado Autonómico después de tres décadas de funcionamiento. Parece que lo razonable en un Estado serio es preguntarse por la eficacia y la eficiencia de nuestras instituciones, esto es, si cumplen los objetivos para los que nacieron y si lo hacen con un coste alto, medio o bajo respecto de sus posibilidades reales. No hay que olvidar que somos todos los ciudadanos los que pagamos la administración autonómica y tenemos el constitucional derecho a la información (art. 20.1.d) CE).

En el libro no se cuestiona, lógicamente, el Estado Autonómico, simplemente se busca aportar herramientas útiles de análisis científico para valorar el mismo, para poder mejorar su funcionamiento, algo que interesa a todos los españoles y, en principio, debiera de interesar a los gobernantes, especialmente a los autonómicos, aunque luego hablaremos de esto.

Las conclusiones de la obra, que sólo se presenta como un estudio inicial de una materia verdaderamente compleja, son ciertamente reveladoras. Se evidencian descoordinación, excesos, redundancias y duplicidades, además de muchas políticas totalmente prescindibles, algunas fruto de un nacionalismo irracional e irresponsable. El trabajo termina con una afirmación realmente impresionante, bastaría que las Comunidades Autónomas menos eficaces y eficientes asumieran las pautas de funcionamiento de las más eficaces y eficientes para que los bolsillos de los españoles nos ahorráramos la friolera de ¡¡24.000 millones de euros!!

La finalidad del Estado Autonómico no son sus gobernantes, sino sus gobernados. Toda descentralización no es siempre buena y en todo caso, no hay que ser ideológico e irracional. Habrá que estudiarlo y analizarlo a la luz del coste-beneficio para el ciudadano, que es el que paga y recibe el servicio de la administración autonómica. La clave que todos los españoles deben conocer es si los partidos políticos, especialmente los que se dedican a la política autonómica, están más pendientes de los intereses de los ciudadanos o de los suyos propios, en un Estado Autonómico que financieramente no se sostiene y cuyo número de funcionarios ha crecido de manera verdaderamente irracional. No hay mal que por bien no venga, y quizás esta crisis económica nos ayude a ver con más claridad las vergüenzas de un Estado Autonómico que es realmente muy, pero que muy mejorable. No estaría de más que los ciudadanos fuéramos conscientes de ello a un año vista de las elecciones autonómicas. Ahí sí que decidimos.

David Ortega Gutiérrez

Catedrático de Derecho de la URJC

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