Saviano escribe a Sandokán
Andrea Donofrio
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adonofriohotmailcom/9/9/17
domingo 20 de junio de 2010, 14:54h
Tras la detención de Nicola Schiavone, supuesto jefe del poderoso clan mafioso de los “casalesi”, Roberto Saviano decidió escribir una carta abierta a su padre, Francesco Schiavone, “Sandokán”, invitándole a arrepentirse. La iniciativa reabre el debate sobre los “pentiti”, un tema muy polémico y que, propio en estos días, se está discutiendo después de la decisión del Ministerio del Interior italiano de no incluir en el programa de protección de testigos al ex mafioso Gaspare Spatuzza, quien acusó, entre otros, durante un proceso al primer ministro, Silvio Berlusconi.
En su carta, publicada en La Repubblica, Saviano invita a Sandokán a mostrar su arrepentimiento y cooperar con la Justicia manifestando ser “un ser humano y no un conglomerado de células capaces sólo de rencor y de codicia que pasa de célula a célula. Schiavone, que se le conoce como Sandokán por su parecido con el actor de la versión televisiva de las novelas de Emilio Salgari, se halla en la cárcel desde 1998, cumpliendo condena de cadena perpetua bajo el 41bis, el régimen penitenciario más duro. De forma provocativa y desafiante, sus abogados han invitado a Saviano a “ir hasta la cárcel para convencerle” y le han atacado por el uso de “frases ofensivas y gratuitas”. Y, sobre los arrepentidos, uno de los abogados del capo ha declarado: “pienso que sea inmoral el contrato que la justicia sella con los arrepentidos, en cuanto ellos dicen 8 o 9 cosas buenas y una falta que lleva a un inocente a la cárcel. Ellos ponen a la venta su conciencia, el Estado la paga”. ¡Vaya uso de los conceptos de moral y conciencia!
La colaboración de ex mafiosos con la Justicia resulta fundamental en la lucha contra las organizaciones criminales: es parte de una estrategia peligrosa que, sin embargo, de momento ha ofrecido buenos resultados. Por lo tanto, resulta deseable que las palabras de Saviano sean escuchadas por Sandokán. Sin embargo, parece ser muy difícil: el código de la Camorra prohíbe cualquier forma de arrepentimiento, considerándola como “la traición de un cobarde”.
La detención de Nicola Schiavone, el primogénito de Sandokán, representa un duro golpe a la Camorra napolitana y a uno de los clanes más poderosos no sólo desde el punto de vista organizativo (necesitad por parte de los casalesi de “cerrar filas” y reorganizar el organigrama interno), sino también psicológico ya que sus repercusiones parecen imprevisibles. La prensa nacional se ha preocupado en subrayar las analogías y similitudes entre las dos detenciones: la modalidad de captura, la operación policial, la presencia de imágenes sacras y películas (El Padrino I y II entre otras) en el escondite, la actitud frente a las fuerzas del orden, la pasión por la pintura. Dejando por un lado estos detalles anecdóticos, lo más relevante es que ambas capturas son el fruto de la acción de la policía, de un intenso y duro trabajo de investigación.
Resulta algo paradójico que Berlusconi, acostumbrado a arremeter públicamente y con desprecio contra jueces y magistrados, se alaba de sus éxitos en la lucha antimafia. Sin embargo, no creo merezca la pena polemizar con el presidente del Gobierno sobre este tema ya que poco le interesa y, por su misma admisión, prefiere que no se hable. Sí, merece la pena destacar la actividad de la policía, su lucha en el corazón del anti-estado: pese a no contar con los medios suficientes para cumplir su trabajo y frente a una manifiesta disparidad de “recursos” respecto a las organizaciones criminales, las fuerzas del orden consiguen detener a uno de sus objetivos más importantes y desarrollan una labor encomiable.
Esta última detención fue posible gracias al uso de las escuchas telefónicas, medidas que el actual Gobierno quiere prohibir, presentando una ley impropia para un país democrático. Sobre el polémico proyecto legislativo, confieso estar de acuerdo con Berlusconi (por primera vez, ¡quizás!) que afirma: “esto no es una verdadera democracia”: según su opinión, eso depende del hecho que haya 150.000 teléfonos pinchados, mientras para mí, se debe a su intento de obstaculizar la libertad de investigar los delitos, redimensionando también la libertad de prensa y de información. Conjuntamente con las declaraciones de dos arrepentidos, Nicola Schiavone ha sido capturado gracias a las interceptaciones telefónicas, que como se he repetido en varias ocasiones, constituyen un instrumento básico en la lucha contra las mafias. En las escuchas, a Nicola se le llama “il figlio del barbone” (el hijo del barbón), tal y como se conoce a su padre, Sandokán, en el pueblo, y se cuentan detalles que han resultado ser muy útiles para su captura. Asimismo en el chalet donde residía, la Dirección Antimafia no se ha encontrado ni un arma, sino sólo un detector de microespías como si, más que asaltos, los mafiosos temieran las escuchas.
Como siempre, las palabras de Saviano cuentan con un gran eco nacional e internacional y, afortunadamente, hacen que la problemática criminal tenga relevancia en los medios de comunicación. Las capturas de los jefes de las organizaciones criminales representan logros importantes aunque la fuerza de estas mafias se funde en su “recambio”, sobre su posibilidad de contar con nuevas afiliaciones, una “cantera” inagotable –de momento. Por lo tanto, cabe esperar que las fuerzas del orden traten de golpear no sólo el brazo sino también la cabeza, de subyugar no sólo su dimensión nacional sino también su proyección internacional, desarticulando sus extensos tentáculos en un trabajo largo y complejo. De momento, enhorabuena por la nueva detención.
Politólogo
Andrea Donofrio es politólogo, experto en Relaciones Internacionales e investigador del Instituto Ortega y Gasset
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