Elecciones primarias norteamericanas y su singular versión socialista
martes 28 de septiembre de 2010, 10:46h
El reclutamiento de candidatos es una de las primeras las fases del proceso de representación política. Los países de larga tradición democrática como los anglosajones apenas han modificado sus reglas y prácticas políticas, asociadas a rasgos básicos de la cultura política del país y al tipo de voto de su sistema electoral. Este es el caso de las elecciones primarias estadounidenses, que permiten que sus ciudadanos seleccionen a los candidatos que concurrirán a los comicios para ocupar los numerosos puestos de representación política. Las reglas son variadas pero se sustentan en un principio común: la libertad del ciudadano individual para inscribirse y así ejercer el potencial derecho a participar. Entre las ventajas de este sistema cabe destacar que otorgan al elegido una legitimidad democrática superior al no ser tomada la decisión solo por los líderes del partido. Además refuerza la implicación de quienes se inscriben en la estrategia y decisiones del partido. Da más visibilidad pública a los candidatos que son más conocidos por los electores. Entre los inconvenientes, el candidato elegido ni es necesariamente el más preparado, ni es el que más posibilidades tiene de ser elegido. Estas prácticas son muy costosas en términos económicos. Además estas elecciones indirectas, exigen regular y decidir sobre aspectos muy diversos, que no son neutros y cuya resolución influirá en el resultado del proceso. Por ejemplo, ¿Cuáles son los requisitos para ser candidato?: edad, nacionalidad, periodo de residencia, firmas, fianza. Esta última varía en función del cargo, desde los 5000 dólares para un senador a 75$ de un juez de paz en un condado con menos de 200.000 habitantes en Texas. ¿Quién es responsable del registro de los electores o quienes financian a los candidatos?: el partido, los electores mediante desgravaciones o a través de financiación pública por igual. También conviene conocer que mecanismos existen para salvaguardar las garantías del proceso: interventores del partido, de cada candidato o de la administración pública.
¿Qué sabemos de las elecciones primarias del PSOE? ¿En que medida se pueden asimilar a las que se celebran en Estados Unidos? Este partido estableció un tipo de comicios en sus estatutos limitando la participación a los afiliados que cumplieran ciertos requisitos, a aquellos casos en que hubiera más de un candidato y siempre que se tratara de un distrito en que el partido estuviera en la oposición. Además, la comisión federal de listas, integrada solo por miembros de la ejecutiva federal “podrá suspender la convocatoria de primarias en determinados ámbitos territoriales cuando las circunstancias políticas lo aconsejen o el interés general del partido lo exija” (art.49.3 Estatutos PSOE). Finalmente cabe recordar que los potenciales candidatos solo se disputan el primer puesto de una lista cerrada y bloqueada, de acuerdo con el tipo de voto de todas las elecciones en España, salvo las del Senado.
Parece obvio que asimilar este caso a la regulación y prácticas estadounidenses resulta cuanto menos una boutade y por ello convendría que quienes defienden este modelo rebajasen las expectativas creadas. Cualquier reforma tendente a atenuar el descontento de los ciudadanos requeriría alcanzar un consenso entre los partidos, que podrían utilizar la lista abierta del Senado para ensayar e incentivar la participación de los electores. En primer lugar abriendo un proceso de primarias a los ciudadanos que se quisieran inscribir como votantes para seleccionar los candidatos a dicha Cámara. La administración encargada del censo se podría ocupar de la recepción de dicha inscripciones. Sería un primer paso para incorporar el sistema de primarias a las reglas de juego y a la práctica interna de los partidos. Después estos podrían colaborar en las campañas personalizadas de los candidatos elegidos en las primarias, durante la campaña electoral propiamente dicha.
En cualquier caso, conviene recordar que la democracia se basa en dos principios que en parte están en conflicto o tensión: la idea de la representación ciudadana y la necesidad de producir gobiernos coherentes. El primero da prioridad a la independencia de los legisladores (caso de Estados Unidos) y el segundo la limita a favor de la disciplina de partido, de la cohesión y lealtad al liderazgo (caso Europa Continental). Ello explica la división de los votantes entre quienes están dispuestos a castigar a todo partido que muestre división interna y aquellos que defienden el debate y discusión en el seno de los partidos, pese a las disfunciones internas que genera dicho proceso. Otra consecuencia es que ambos tipos de soluciones generan frustraciones para el ciudadano que manifiesta creciente desapego hacia los partidos y políticos, tal como demuestran las encuestas a ambos lados del Atlántico.