El ajustado triunfo de Ollanta Humala
martes 07 de junio de 2011, 21:39h
El comandante Ollanta Humala ha ganado la presidencia de la República, de manera dramática y ajustada. Los peruanos no habíamos vivido elecciones tan disputadas, beligerantes y llenas de miedo. Una serie de factores han influído para que de forma democrática, llegue al poder un candidato de izquierda, que además es militar en retiro. Lo normal para ellos ha sido acceder al poder, mediante golpes de Estado.
Humala ha logrado esta victoria porque enfrentó a una rival que podía derrotar, con grandes posibilidades. Según todas las encuestas el líder nacionalista, no hubiese obtenido el triunfo si disputaba la presidencia con Alejandro Toledo o Luis Castañeda. Pero los partidos de centro derecha, con su división y feroz enfrentamiento, posibilitaron que Keiko Fujimori, la hija del ex dictador fuese su rival.
La moderación de Humala con relación a su anterior campaña presidencial también fue determinante. Este giro político, que sus detractores criticaron duramente, lo ubicó más al centro del espectro electoral, alejándolo de la izquierda radical que encarnó hasta hace poco. Sus asesores brasileños lo persuadieron con éxito para que se convirtiera en un candidato similar al ex presidente de Brasil Ignacio Lula da Silva. El cambio fue acompañado con una modificación de su imagen personal y de su lenguaje político.
La inteligente apertura de Humala hacia el centro, le permitió contar con el importante apoyo del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Este espaldarazo a su candidatura atenuó la avalancha de críticas que recibió de un importante sector de la opinión pública que lo acusaba de querer establecer en el Perú el modelo que Hugo Chávez lleva adelante en Venezuela, con frecuentes amenazas al sistema democrático. Vargas Llosa, valiente y visible adversario de Chávez, fue determinante para convencer a una parte del electorado, de que Humala no era amenaza para la democracia peruana.
En la recta final el respaldo del ex presidente Alejandro Toledo, así como apoyo de técnicos provenientes de diferentes agrupaciones políticas, fortalecieron la idea de que la candidatura de Humala, se había moderado en los hechos. La aparición en la contienda electoral de Álvaro Vargas Llosa, quien asumió la defensa de Humala, en un momento en el que él se encontraba contra las cuerdas, también fue impotante y le dio oxígeno a su equipo.
Si bien es cierto Keiko Fujimori hizo una disciplinada campaña en la primera vuelta electoral, en la que casi no cometió errores, en la segunda ronda se mostró más violenta, y tuvo un pobre desempeño en el debate que sostuvo con Humala. También sus principales colaboradores cometieron garrafales equivocaciones. La más notoria fue la de su vocero Jorge Trelles, quien con gran impavidez declaró que durante el gobierno de Fujimoi, se había matado menos gente, que en los gobiernos anteriores.
La segunda vuelta electoral también posibilitó que se recordara el pasado político de la dictadura de Alberto Fujimori manchada por la violación de los derechos humanos y la corrupción. Esta herencia pesada sirvió para refrescar la memoria de muchos, y perjudicó a la heredera política.
Ahora solo queda esperar cómo se desempeñará Humala. Parece que desea realizar un gobierno manteniendo la orientación del modelo económico de libre mercado, que tantos beneficios le ha traído al país en los últimos diez años, pero poniendo mayor atención a la política social. Cerca de la mitad del país no le ha creído y desconfía de él. El tiempo nos ayudará a conocerlo como gobernante.