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Guinea Ecuatorial: intereses y valores

Juan José Laborda
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1718lamartingmailcom/12/12/18
viernes 16 de septiembre de 2011, 21:10h
Desde hace unos cuantos años estoy interesado por Guinea Ecuatorial. Un diplomático español me dijo una vez cuando le fui con un asunto guineano: “Bienvenido al club”. Con esa expresión se refería a un sentimiento parecido al amor que se siente cuando África nos ha seducido. Y Guinea Ecuatorial es pura África. Para un español, además, un África que habla nuestro idioma, comparte nuestras costumbres, y cuya rica y compleja realidad humana nos conoce mucho más que lo que nosotros les conocemos a ellos.

Fruto de ese interés, con un grupo de personas que comparten esa pasión, constituimos una “Fundación España-Guinea Ecuatorial”, de la que soy presidente. Los fines de esa Fundación son mejorar las relaciones entre los dos países en todas sus dimensiones. Hay dos premisas en las que fundamentamos nuestro pensamiento y nuestra acción con ese país: repudio de cualquier violencia como fórmula política y defensa sincera del consenso como técnica para lograr el entendimiento. Esto último por partida doble: los españoles tenemos que lograr un consenso interno -¿nacional?- para articular una política exterior con Guinea Ecuatorial, para así conseguir lo que los ecuatoguineanos esperan de nosotros desde hace, al menos, treinta y dos años: que España tenga continuidad en sus relaciones con nuestra antigua colonia.

El pueblo y las élites de Guinea Ecuatorial, entre las muchas cosas que saben de nosotros, conocen nuestra historia reciente, la del logro de la democracia y el de la integración en diversas organizaciones internacionales. En Guinea Ecuatorial, nuestro relato político forma parte de su modo de entender el método idóneo para resolver sus problemas, y avanzar hacia un futuro mejor.

Europa, y en esto España está a la vanguardia (El Plan África es la prueba), cree que tiene que estar presente en ese continente. Sin los paternalismos colonialistas de antaño, la Unión Europea tiene la voluntad de mantener con África unas relaciones de cooperación respetuosas.

¿Por qué España no encuentra en Guinea Ecuatorial su entrada en África, lo que sería natural para los demás países europeos de la UE? Porque nosotros apenas tenemos intereses. En varias ocasiones, por escrito y verbalmente, he comparado el caso de Cuba con el de Guinea Ecuatorial. Ambos forman parte de nuestra política interna, mucho más que de nuestra política y acción internacionales. Pero mientras en Cuba, cuyo régimen suscita también controversias, tenemos intereses muy diversos –familiares, informativos, culturales, empresariales, etcétera-, en Guinea Ecuatorial no tenemos nada de eso.

En la Fundación España-Guinea Ecuatorial creemos que la falta de intereses produce la ausencia de consenso de nuestra política hacia Guinea Ecuatorial. Sin intereses no se puede defender valores. Resulta asombroso, pero frente al tópico instalado entre nosotros, las inversiones y las empresas españolas son casi anecdóticas en ese país. Un periódico influyente en España rotuló en noviembre de 2006, con ocasión de la desastrosa (para nosotros) visita oficial de su Jefe del Estado: “Teodoro Obiang llega a España para hacer negocios en medio de fuertes críticas”.

Este verano he visitado Guinea Ecuatorial. Me he entrevistado con sus autoridades, entre otras, con el presidente de la República, Teodoro Obiang, y también con representantes de los partidos opositores, de la sociedad civil, y con diversos diplomáticos extranjeros que trabajan en ese país. Dediqué una semana a recorrer íntegramente sus dos regiones, la insular y la continental, y aproveché bien el tiempo para conocer la opinión de sus habitantes sobre su país, y sobre el nuestro en relación con el suyo. En ninguna parte vi empresas españolas haciendo negocios. Sí comprobé que norteamericanos, franceses, alemanes, israelíes, brasileños, chinos, ucranianos, rusos, y un largo etcétera, están introducidos en los principales sectores económicos de una economía emergente. Con los guineanos que hable de nuestra ausencia, fueran del gobierno, o de la oposición legal, todos, por razones diversas, lo lamentaban.

Cuando me entreviste con el presidente Obiang le manifesté mi pesar por ese hecho. Concretamente, le dije que en el proyecto de una nueva “Universidad Internacional”, que se está construyendo en Oyala (Región continental), España no debía quedar fuera. Habrá que hacer algo para evitar que Guinea Ecuatorial se deslice hacia el modelo de Filipinas: la cultura española quedó desplazada. El propio Obiang está en contra de ese destino.

Como no hay intereses en Guinea Ecuatorial, cargar contra Obiang sale gratis. Ejemplo: lo que sucedió con su visita en noviembre de 2006. Entonces me quejé públicamente del disparate del Congreso, rechazando a Obiang como invitado del gobierno de España. ¿Le sorprende a alguien que no hagamos negocios, o que no influyamos en ese país como debiéramos? Y a Guinea Ecuatorial también le sale gratis prescindir de la presencia española.

En aquella audiencia me comprometí a normalizar las relaciones entre Guinea Ecuatorial y España. Por nuestros intereses, y por los valores que sustentamos, tenemos que empezar corrigiendo las consecuencias del fallido viaje de Obiang, en noviembre de 2006.

Juan José Laborda

Consejero de Estado-Historiador.

JUAN JOSÉ LABORDA MARTIN es senador constituyente por Burgos y fue presidente del Senado.

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