TRIBUNA
¡Son los endeudamientos insensatos y no los mercados!
lunes 26 de septiembre de 2011, 08:05h
Juan José Laborda recuerda las veces que ha denunciado la "burbuja económica" cuando estaba en la oposición al gobierno de José María Aznar.
Mantengo una amistosa correspondencia con muchos de mis colegas del grupo parlamentario del que fui portavoz. Fue cuando estábamos en la oposición al gobierno de José María Aznar. Esta semana he hablado con Arseni Gibert, entonces senador socialista por Gerona, y hoy presidente del órgano de vigilancia de la competencia en Cataluña.
Comentando la sombría situación económica, Arseni Gibert y yo hemos recordado las muchas veces que denunciamos la “burbuja económica” ante los ministros económicos de aquel gobierno. Esa “burbuja” iba más allá de la inmobiliaria. La política de inversiones públicas adolecía de los mismos defectos de desmesura faraónica que tenia la política de la vivienda. Arseni Gibert me pasa una nota, donde expertos de las universidades de Barcelona y de Las Palmas de Gran Canaria señalan los riesgos de los planes constructivos de los trenes AVES españoles.
Hemos recordado las veces que les dijimos a Rodrigo Rato y a Cristóbal Montoro que era un error, y un riesgo, basar cualquier política económica en “el espejismo del euro”: teníamos “inflación española”, y “tipos de interés alemanes”. Con la crisis terminó una fiesta de créditos baratísimos e inagotables.
No fuimos unos genios económicos aquellos senadores socialistas entre 1996 y 2004. No hacíamos más que utilizar los análisis de muchos economistas que estaban previendo, por aquellos años, el estallido de la burbuja. No es cierto que ésta no se vaticinase. Lo que ocurrió es que entonces las malas noticias no tenían credibilidad, y la literatura económica seria, no contaba en los “argumentarios” de los partidos políticos. Hubo un factor adicional que puede explicar por qué nuestros análisis (críticos) del periodo de la oposición, fueron ignorados cuando pasamos a tener el gobierno: fue tal la renovación de las responsabilidades que ninguno de aquellos senadores se mantuvo en tareas decisorias en la política económica parlamentaria.
Arseni Gibert me hace llegar un informe en el que se sostiene que los AVES españoles serán muy deficitarios. El número de pasajeros/año necesarios para que la línea de trenes de alta velocidad tenga una “cuenta de explotación neutra” no se consigue en ninguna de las de España. (Una “cuenta explotación neutra” consiste en que el AVE cubra gastos sin subvención estatal, y con una amortización de las infraestructuras ferroviarias no superior a 40 años.)
Veamos algunos datos comparativos de la nota de Gibert:
Trenes de Alta Velocidad:
“Tokio-Osaka - 553 kms. - 130 millones de pasajeros/año
Paris-Lyon - 425 kms. - 25 millones de pasajeros/año
Madrid-Sevilla — 471 kms. - 5 millones de pasajeros/año
Madrid-Barcelona - 659 kms. - 6 millones con expectativas de 9 millones en el 2012 (pero de estos 6 millones sólo unos 2,5 hacen el trayecto completo, el resto comprenden los trayectos parciales en el corredor)”
Los AVES españoles reciben subvenciones indirectas para financiar sus infraestructuras (con amortizaciones a 100 años, con alta concentración de amortizaciones en los últimos 25 años), y directas: todas las líneas de AVE-RENFE son deficitarias.
¿Por qué no se ha optado por renovar nuestras líneas férreas, construyendo trenes modernos, con velocidades entre 200/220 kilómetro hora, como ha hecho Alemania, en vez de los carísimos AVES españoles? En Alemania, el coste para adaptar las líneas férreas es el 33% de lo que cuesta la alta velocidad española.
El proyecto de conectar todas las capitales de provincia con un AVE, diseñado por el ministro Álvarez Cascos, no ha sido revisado después. La presión de diversos líderes autonómicos, soldó un proyecto constructivo a todas luces insensato. Los medios de comunicación locales, en todas partes, alentaron a los políticos regionales. El AVE se convirtió en la prueba — una ordalía o juicio de Dios- de su autonomía.
España será el país del mundo con más kilómetros de AVE, seguido de Japón. Sólo China nos superará si cumple su programa para los próximos 20 años.
Los historiadores económicos han resaltado las consecuencias sociales y económicas negativas de nuestro programa de ferrocarriles en el siglo XIX: no había ni pasajeros, ni mercancías, para transportar. Como se financió con deuda pública, el Estado no pudo disponer de dinero para la educación, y otros gastos similares. Fue una de las causas de nuestros problemas sociales.
¡Es la hora de la política! ¡Son las prioridades: o AVES o educación y sanidad! ¡No son “los mercados”, es la deuda irracional!