Crónica
Esta semana el mundo quedó conmovido por la muerte de Orlando Zapata Tamayo, uno de los tantos presos políticos que pueblan las cárceles de Cuba y que prefirió que su cuerpo se consumiera de hambre, antes que dejar claudicar los ideales que le llevaron tras las rejas hace siete años atrás. Sin embargo, como él existe alrededor de un centenar de cubanos que continúan recluidos en las prisiones de máxima seguridad de la isla, por tan sólo cometer el crimen de disentir del Gobierno de los hermanos Castro.