festival de cine de málaga

“Tras la tempestad siempre llega la calma”. Lo dice el refranero y lo podemos aplicar a los días de cierto relax que llegan a los festivales después de unas jornadas maratonianas, en las que los acontecimientos se agolpan en el tiempo y el espacio sin apenas dar respiro.

Parece que fue ayer cuando un emprendedor grupo de amantes del cine decidieron lanzarse a la aventura de crear un festival de cine “puramente nuestro”. Han pasado ya doce años y el Festival de Cine Español de Málaga se ha convertido en cita anual.

El jurado de la Sección Oficial de Largometrajes a Concurso de la 14 edición del Festival de Málaga-Cine Español ha concedido la Biznaga de Oro a la Mejor Película a Cinco metros cuadrados de Max Lemcke, que narra la vivencia de dos personas que han visto afectados por el negocio inmobiliario a la hora de comprar la casa de sus sueños.

A primera hora de esta mañana, cuando los periodistas nos disponíamos a asistir a la proyección Agallas, la primera película del día, unos cuantos nos cruzamos con los más juerguistas y rezagados de la première de anoche, que regresaban a sus hoteles al amanecer. Y es que la entrega del Premio Málaga a Juan Diego, y su posterior fiesta, ha dado para mucho.