El río revuelto de Bárcenas y la opinión pública
Manuel Sánchez de Diego
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msdiegoucmes/7/7/11
miércoles 17 de julio de 2013, 20:35h
He estado mucho tiempo resistiéndome a escribir este artículo, pero al final me he cansado de pensar en voz baja y… ahí va.
El problema de la situación política actual es que está todo clarísimo o es un galimatías de mucho cuidado.
Todo está clarísimo si estamos de acuerdo que Bárcenas es un golfo peligroso que recibía dinero de unos y otros y, lo repartía por el PP. Y ya se sabe que “el que parte y reparte, se lleva la mejor parte”. Así coleccionó millón, tras millón y se le han descubierto, por el momento, casi 50 millones de euros. Al cambio no llegan a 10.000 millones de pesetas, pero es una cantidad impresionante. Me he dado cuenta que es una barbaridad de dinero cuando echando cuentas he calculado que sería lo que yo ganaría en más de 1.000 años, con mi salario actual y siempre que dejara de comer, vestirme, ir al cine, tomar alguna caña, o tener un móvil.
Este tal Luis Bárcenas ha decidido que eso de la cárcel es muy incómodo y como el PP le debe algo –pese a que fue su tesorero desde el año 2008 y estuvo implicado en las cuentas del PP hasta no se sabe muy bien cuando , está dispuesto a que el Presidente del Gobierno tenga que dimitir. Se trata del típico chantaje de “o me libras de este marrón, o tú te comes uno bueno”. Para ello cuenta con la complicidad de un director de periódico y de algunos comunicadores que están deseando cargarse a un Presidente del Gobierno. A ellos se unen gente de dentro y de fuera del PP. Algunos con la intención de tocar el poder, otros para demostrar que ellos valen y que el partido –en la oposición deben contar con ellos. Unos esperan volver a obtener los favores de un futuro Gobierno dirigido por alguien del PP, independiente o del PSOE. Otros se frotan las manos ante la debilidad del Gobierno, sería el momento para obtener prebendas, más competencias…
El otro enfoque es que esto es un galimatías que exige explicaciones y acciones concretas. ¿De quién era el dinero de Suiza? ¿Cómo gestionaba Luis Bárcenas tal cantidad de dinero? ¿Se repartían sobres en el PP? ¿En concepto de qué? ¿Bárcenas robó al PP o simplemente repartió y se quedó con una parte? ¿Eran las donaciones legales? ¿Se hicieron donaciones a cambio de contratos públicos? ¿Sabían los donantes que parte de su dinero iba a una cuenta de Bárcenas? ¿Qué es lo que está prescrito y que no? Hay dos articulistas a los que sigo a pies juntillas, uno José María Carrascal, el otro Carlos Cuesta. Ambos coinciden en afirmar que Rajoy y el PP deben una explicación y que debe hacerlo cuanto antes. Me sumo a ellos.
Lo cierto es que la gente de la calle está enfadada, dicho suavemente y para no utilizar una palabra que empieza por “c” y termina en “breada”, aunque por muy breados que estén, no están dispuestos a iniciar una revolución. El argumento es muy sencillo: ellos nadan en la abundancia y se mueven entre cuentas numeradas, mientras que al resto nos ajustan el cinturón, nos suben la gasolina, la luz y todos los impuestos habidos y por haber, y alguno nuevo como el impuesto del 20% sobre los premios de lotería que es la ilusión de los pobres y la justificación de los ricos. Por eso hablar de millones en Suiza, o de sobres que van y vienen, pues la verdad, es de muy mal gusto para quienes no llegan a final de mes.
La gente está hasta el gorro de los políticos, los partidos, los sindicatos y la corrupción. CIS dixit. No hay más que mirar los barómetros de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Podría pensarse que de esta situación salen beneficiados el director del periódico, su periódico y la oposición, pero no está nada claro. Las palabras que he oído sobre el director del periódico, no son especialmente buenas, ni de la izquierda, ni de la derecha. Lo más suave que dicen de él es que está deseando hacer una muesca en su ego al estilo de los pistolero del Oeste: “hice caer a un Gobierno”, “esto ha sido como el Watergate español”… La oposición, -¡pero si son iguales!- comentan en la calle; pocos, por no decir nadie, creen que la solución venga por un PSOE semidesmantelado.
La idea del colapso del Gobierno ronda por las cabezas de algunos. Es cierto que el Gobierno tiene una gran legitimidad en origen por las mayorías absolutas en el Congreso (185 de 350) y en el Senado (161 de 266), pero se está dudando de su legitimidad de ejercicio por su presunta implicación en la corrupción y por desarrollar un programa político que no es con el que concurrió a las elecciones.
La pregunta que algunos quieren hacer es ¿quién, después de Mariano Rajoy? Hace dos días el titular de un periódico trataba de salvar a uno de los Ministros de Rajoy con un titular extraño “Si hablar tu mujer irá a prisión; si callas, caerá Gallardón y se anulará el proceso”. Extraño porque es difícil que se anulara un proceso por el cambio del Ministro de Justicia. En teoría la Justicia es independiente. En este río hay muchos pescadores y, posiblemente poco pescado.
Con todo esto, nos estamos olvidando de lo esencial, de que es el momento de una regeneración democrática. Ahora deben de realizarse las reformas estructurales en España: menos poder de las Autonomías, que funcione la Justicia, la Sanidad y la Educación, que se generen puestos de trabajo, que se invierta y se potencien a los emprendedores, que exista un control efectivo sobre partidos políticos, sindicatos y patronal, todo ello completado con una buena Ley de Transparencia y un buen desinfectante contra la corrupción… ¿Será el PP capaz de hacerlo o debemos esperar a un De Gaulle español para que reinicialice nuestra sistema político?
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Abogado y Periodista. Profesor de la UCM
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