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PASO CAMBIADO

Los nacionalistas llevan España al psiquiátrico

viernes 26 de octubre de 2012, 08:52h
España discurría ya por el síndrome bipolar, ése que se manifiesta por una euforia histérica en el debate político que necesita valium y, enseguida, por una profunda depresión sobre sus capacidades económicas y sociales que exige prozac. Pero, por si faltaba algo, a esa bipolaridad se ha añadido el delirio paranoico de los nacionalistas, que de repente se ven atacados en los limpios cielos de Cataluña por escuadrones de cazabombarderos persiguiendo a los ciudadanos en su refugio pastoril del paraíso.

Esto no da para más, ni para Mas. Estamos al borde del psiquiátrico, en el “shock corridor” donde, como en la película de Fuller, nos introducimos para intentar averiguar la verdad en medio de la locura, y nos volvemos locos al hacerlo. Con unos eurodiputados de variado pelaje izquierdista y nacionalista (por Dios, ¿cómo seleccionan esos partidos a sus eurodiputados? ¿Nadie les hace una prueba de alucinógenos, un test psicológico de estabilidad, un análisis del coeficiente intelectual?) que piden auxilio a la Unión Europea ante la “amenaza” de intervención militar sobre Cataluña. Más aún, piden que se retire el derecho de voto de España en el Consejo Europeo, porque dos coroneles retirados han hablado del uso del artículo 8 de la Constitución (el que considera al Ejército garante de la unidad nacional) en caso de proclamación independentista en Cataluña.

El prestigio de España estaba muy tocado, pero a la vista de lo que dicen estos representantes, vamos a ser el hazmerreír. Porque los eurodiputados citados, del BNG (Ana Miranda), de IU-ICV (Raúl Romeva), de CiU (Ramón Tremosa) y del PSOE (María Badía, ya parcialmente dimitida tras la estupefacción de su partido) pretendían dañar la imagen de España y remarcar su debilidad, como está haciendo Mas, y algunos más, pero no lo han hecho por sacar nuestras vergüenzas económicas y políticas al aire, sino por enseñar a nuestros socios hasta qué punto podemos sumergirnos en la más apoteósica estupidez.

Es evidente que en la lógica de estos eurodiputados, España y Cataluña son realidades diferentes. Lamentablemente para ellos, esto no es así. El Ejército invasor sería el catalán, porque el Ejército español es también catalán. Más aún, es el Ejército de la Unión Europea, y es el de la OTAN (ése mismo bajo cuyo paraguas dijo Mas que se pondría, porque Cataluña no necesitaba Ejército al contar con la Organización Atlántica).

Este Ejército de la OTAN invasor de una región de la OTAN resulta muy curioso. Pero ¿cómo se defendería Cataluña, al apelar a la UE? Pues muy sencillo: Europa y la OTAN movilizarían sus tropas, especialmente las que tienen más cerca del terreno. ¿Cuáles? Las españolas, por supuesto. Así, los aviones españoles defenderían Cataluña de los aviones españoles. De psiquiátrico, como poco, insistamos.

Quieren despedazar España a través de una quiebra institucional y política, y la van a romper en mil pedazos a base del arma letal del ridículo. Era el riesgo de la acumulación de pasiones románticas de los nacionalistas, que hace tiempo que dejaron toda racionalidad en el armario.

Ante las dos tesis actuales, la que cree que hay que plantar cara a los nacionalistas con firmeza, o la que sostiene que hay que dejar que ellos solos profundicen en el pozo de la estupidez, hay que quedarse más bien con la segunda, a la vista de la progresión argumental que los tales nacionalistas están viviendo. Por supuesto que conviene explicar sus falacias históricas, sus mentiras económicas, sus hipérboles sentimentales. Pero, sobre todo, lo que hay que contar es que han perdido el norte, se les ha ido la cabeza, se han pintado espejismos y quieren construir la realidad y el futuro con ellos.

Que sigan por esa línea, a ver si de una vez por todas sus vecinos les ponen en su sitio, porque si España en su conjunto sufre la pena del oprobio al contar como conciudadanos con semejantes personajes eurodiputados, más aún sufrirán los catalanes, que también tienen sentido del ridículo hispánico y ven que tres de los firmantes militan en partidos de su Comunidad.

Los ejércitos intelectuales del nacionalismo catalán ya han encontrado su armamento de destrucción masiva: el gas de la risa. Quieren que permitamos su independencia al tomarlos por locos. Pero no podemos, ay. Esos eurodiputados son españoles, y uno no puede elegir a sus compatriotas. Simplemente, los tiene. Pero éstos, de verdad, necesitan ayuda, porque se les ha ido la pinza. Y lo peor de todo es que el portavoz del Gobierno de Mas ha considerado “sensato” este esperpento. Por eso, me quedo ansioso a la espera de la siguiente ocurrencia nacionalista, que éstos han empezado preocupándonos y van a terminar dándonos el espectáculo del forzudo y la mujer barbuda.

Con lo extraordinaria que es Cataluña, pieza fundacional y fundamental de España, ¿por qué sufrirá el castigo de semejantes políticos?
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