Oreja para Tejela y cornada a Ferrera
viernes 15 de mayo de 2009, 22:05h
“Bolívar disminuido gozó de un toro de F.Peña para redondear feria. No pudo ser.”
Una fuerte ovación sonó antes de salir el primero de la tarde para reconocer el gesto de torero de Luis Bolívar compareciendo 48 horas después de su triunfo en esta plaza a costa de recibir una cornada.
Madrid (su despotismo ilustrado) tiene estos detalles como expiación de conciencia de abundantes grosería, una de las cuales coincidió con la cornada grave del primero a Ferrera, le atravesó el muslo, producida justo cuando la voz desagradable de todos los día le recriminaba no se sabe qué.
Era la novena del abono. Plaza llena de día grande y tarde soleada algo ventosa. Corrida de Toros de Cortés, el segundo hierro de Victoriano del Río con encaste Lisardo Sánchez: con volumen y romana, noblotes pero con fuerzas muy justas y poca chispa.
El primero, tirando a “chochón”, con calidad pajuna, queriendo romper, humillando pero costándole por su volumen, todo con mucha nobleza. A Ferrera le pitaron cuando cogió las banderillas. El extremeño replicó con tres pares de mérito, de menos a más, culminando en uno de máximo riesgo por los adentros en el 6, zona enemiga. Toro noble con poca chispa al que Ferrera muleteaba a derechas con limpieza. En un pasaje, una duda, un movimiento raro del toro y una voz de un imbécil se solaparon para que el toro hiriera a Ferrera. Con un torniquete y sin gestualidad alguna se puso nuevamente a la tarea para terminar con dignidad su obra. Mató de una pescuecera y entre aplausos, no demasiados, y por su pie, pausadamente entró en la enfermería.
Matías Tejela tuvo por enemigo un animal con tanta bondad como sosería para sacarle pases por la derecha sin poderle ligar series largas por la condición del animal y por defecto de colocación en el primero y de remate en los siguientes. Fue por el pitón izquierdo donde el alcalaíno se cruzó algo más. Todo en un trasteo demasiado largo para lo poco que se decía en el ruedo. La espada cayó al costado con las sabidas protestas de unos y la ovación del resto a la voluntad, para saldar al final un silencio.
Tejela tenía que dar cuenta del cuarto, pero fue el sobrero de Fernando Peña ante el que ponerse delante una vez devuelto por blandear el titular. Animal avacado, flaco y estrecho, que en la muleta repetía franco, entre andando y galopando al que Matías Tejela le fue sobando ganándole la voluntad para luego torear al natural con lentitud y naturalidad; mano baja y corriéndola, ligando y rematando. Fueron varias, la primera de superior empaque. Al final tocó por el derecho con brevedad y corrección para abrochar con bernardinas de ajuste y dos de pecho de pitón a rabo. Lo pinchó y la estocada definitiva se fue a un lado. El conjunto de la labor con la muleta se premió con oreja y el toro se llevó una fuerte ovación.
Más ligero de equipaje, el falso sexto, se movió mucho en los primeros tercios sin encontrar capotes de brega que lo enseñaran a embestir. Así el toro pasaba, echando una ojeada a lo que se dejaba atrás, y Tejela también lo pasaba, sin gobierno. Pases y pasos. Se alivió al matar en varios intentos. Silencio tras aviso.
Mas que cinqueño y cerca de los 600 kilos eran las señas de identidad del tercero de la tarde que luego acusaría; muy feo de hechuras. Bolívar se fue al platillo para saludar con un cambiado por la espalda al de Cortés seguido de cuatro derechazos con mucho pulso y remate, llevándolo sin obligar ni enmendar terrenos. Correcto por el otro pitón, el trasteo no tomaba vuelo. Toro de poco ritmo y velocidad cambiante engañaba con su bondad a la hora de tomar la muleta, tenía buen embroque pero engañoso viaje y nulo remate. Terminó de una estocada casi entera y delantera más dos descabellos. Sonó un aviso antes de ser silenciado.
Corrió turno, para no matar dos toros seguidos Tejela, Bolívar. Toro de Cortés con menos carnes que sus hermanos pero con alzada y pitones. Enseñó mucho el toro de primeras. En los medios le paró con la derecha para dar una serie templada en que el toro se venía alegre desplazándose mucho. Luego no hubo acople, y por la izquierda un desarme para intentar remontar con altibajos. Empezó donde tenía que haber terminado y viceversa. Toro con bríos y cosas buenas pero para lidiar y hacer, y por ello con mucho que torear. Desacertado con la espada, sonó aviso y fue respetado en agradecimiento por los servicios prestados.
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Crítico taurino y Periodista
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