Llega a los cines la secuela del clásico de coencia ficción de Ridley Scott estrenado en 1982. Por Javier Nuez.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Se preguntaba Philip K. Dick y Ridley Scott trató de dar respuesta con la adaptación de la obra al cine hace 35 años. Blade Runner se estrenó en 1982 y, tras unas críticas iniciales que la defenestraron, poco a poco fue ganando un poso de clásico de culto.
La atmósfera de un noir futurista, ese Los Ángeles brutalista y masivo producido por Scott, la banda sonora de Vangelis, la actuación de Harrison Ford y el discurso final del replicante interpretado por Rutger Hauer acabaron cimentando las razones para mirar con mejores ojos esa reflexión sobre la identidad, el miedo y la muerte.
De esta manera, una vez pasó con más pena que gloria por las salas, la consideración por la cinta fue mejorando con el paso de los años hasta el punto de que, una vez anunciado el proyecto de esta secuela, se volvía a poner el grito en el cielo. ¿Un nuevo asalto a la capilla de los clásicos por falta de ideas del nuevo Hollywood? ¿Reconvertir con los cánones del “blockbuster” del siglo XXI una película en la que el ritmo pausado era una de sus claves? Los miedos habituales de estos casos se hicieron patentes. Pero una vez empezaron a salir los nombres detrás del proyecto, se fueron disipando hasta llegar a conocer el resultado final.
Dennis Villeneuve (La llegada, Sicario, Prisioneros) retoma la obra de Scott y la continúa utilizando los mismos mimbres. Si la promoción de la película asustaba a más de uno insistiendo en la acción, por suerte el resultado está lejos de esas apreciaciones. De nuevo el punto de partida nace de una investigación de un blade runner, el K interpretado por Ryan Gosling, que al igual que Deckard ha de sumergirse en un universo donde los replicantes se siguen cuestionando si tienen alma en un futuro aún más desasosegante que el imaginado para 2019.
De nuevo la calma reina en el ritmo de una película que llega hasta las casi tres horas de duración. Pero el camino reflexivo de K tiene la ventaja de contar con un diseño de producción excelente y una fotografía de Roger Deakins que serviría para colgar varios planos de Villeneuve en un museo. La labor del veterano director de fotografía británico, habitual en los trabajos de los hermanos Coen o Sam Mendes, vuelve a ser uno de los elementos a destacar de un filme en el que participa, poniendo de manifiesto la labor del resto de artesanos que hay detrás de una película. Si se recuerdan pasajes de Skyfall o Sicario, por nombrar algunos de los más recientes, es en parte gracias a su trabajo.
Siendo la nostalgia un arma de doble filo, Villeneuve camina en BR 2049 con brío sin caer en homenajes gratuitos aunque defendiendo a la vez el legado de la historia original con referencias directas. No en vano, a pesar de los años entre un título y otro, se trata de una secuela. Ryan Gosling sostiene con carisma el relevo como protagonista de Harrison Ford, relegado a secundario. La neerlandesa Sylvia Hoeks (La mejor oferta) y la cubana Ana de Armas (Toc, toc, El internado) brillan como secuaz implacable y cándida ilusión amorosa de K, respectivamente. La intensidad de Jared Leto no desentona en su papel como villano, de cariz más testimonial en este caso.
Blade Runner 2049
Año: 2017
País: Estados Unidos
Género: Ciencia ficción
Director: Denis Villeneuve
Guión: Hampton Fancher,Michael Green (basado en los personajes de Phillip K. Dick)
Música: Hans Zimmer,Benjamin Wallfisch
Reparto: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks,Robin Wright, Mackenzie Davis, Carla Juri, Lennie James, Dave Bautista,Barkhad Abdi, David Dastmalchian, Hiam Abbass, Edward James Olmos