La corrida-homenaje al bicentenario de la Policía Nacional no respondió a las expectativas. Los toros de Román Sorando fueron protestados al salir y al arrastre. Aunque algunos tuvieran hechuras, fueron sobradamente mansos y faltos de fuerza. Los pocos toros lidiables quedaron desgraciados por los diestros. Añadimos a esto los tercios de varas impresentables a cargo de Manuel Burgos, Mario Benítez y Pedro Morales ‘Chocolate’. Soporífera tarde soporífera: los toros rehuyen la pelea y los toreros solo piensan en salirse por la tangente. La presidencia desnortada por las protestas.
Diego Urdiales poco tuvo que hacer con Cacereño (1º7/19) desprovisto de empuje. Un par de tandas aseadas naufragadas en una sosería. Su segundo, Escritor (4º11/18), iba desangrándose por la mala maña de ‘Chocolate’ a las ordenes del diestro. Urdiales, haciendo mal uso de su experiencia, hizo todo para demostrar que el toro no embestía: le recortaba la embestida, tocaba a deshora y donde el toro no veía… Logró su propósito y acabó gesticulando y echando la culpa al pobre animal.
A Juan Ortega no le ha tocado hoy ‘su toro’. Tonoso II (2º9/18) trotaba cansado por el ruedo buscando el socorro. Ortega intentó perseguirle, pero desistió. Tumbó a pinchazos a Prestillero (5º3/20), un bicho anovillado e inválido.
Pablo Aguado hace un par de temporadas que no hace en el ruedo nada más que lo indispensable. Resulta que ahora quiere enseñar al público que sólo necesita toros con clase y con ritmo. Para esto, debería preparar algún curso intensivo, echarse el macuto al hombro y predicarlo por toda la Península. No se le aconseja asomarse por Francia con esas ideas de toreros a la ‘postmoderna’ o, mejor dicho, decadentes. Incapaz de dominar a Jaulero (3ºbis José Vázquez 7/18), un toro aprovechable sustituto de Tadrilo (3º3/20), sólo dejó unos muletazos que se apagaron como chispas en una agua estancada. Otro sustituto de Montalvo, Romano (6ºbis7/18), no cambió el desierto taurino de esta tarde.