crónica religiosa
Con el Papa, la crisis es menor
lunes 02 de julio de 2012, 10:47h
Con el Papa, la crisis es más soportable en Italia, sobre todo en Roma, donde, gracias a la presencia del Santo Padre, los ingresos por turismo crecen y crecen. Y bien que nos pesa esto a los católicos, que pensamos que el Pontífice debe ser sólo el guía espiritual de nuestra religión y de tantas otras cosas que solucionen este embrollo en el que andamos metidos desde hace años.
Pero, los italianos, sobre todo los romanos, ven en la figura del Papa un gran vendedor que hace que todo los caminos lleguen a Roma y que la capital italiana ingrese centenares de millones de euros, sólo porque rodea a un pequeño estado, el Vaticano, que siendo el más pequeño del mundo es uno de los de mayor influencia a nivel internacional.
Para hacer un símil futbolístico, ahora que España acaba de ganar con brillantez la Eurocopa, precisamente a Italia, Ratzinger tendrá que pensar, tal vez, que, a pesar de tener todo bajo control en su último gran problema, las filtraciones en el Vaticano, tendrá, quizás, que cambiar de centrocampista, Bertone, para dar paso a otro con más cintura o "finezza", y según apunta algún sabiondo vaticanista, será el Messi argentino, el cardenal Sandri.
El Papa, por otro lado, ha acogido con gran satisfacción, dos noticias que han llegado de España. La primera la carta de adhesión a su persona por parte del episcopado español y la segunda el debate Cañizares-Zapatero promovido por la Universidad Católica de Ávila, con gran victoria del primero, aunque al segundo, y esto lo sé de primera mano, hay que agradecerle que no diera el "via libre" a la ley de libertad religiosa que pretendían algunos duros de su partido, decisión que llegó a buen puerto gracias a la valiosa intervención de don Antonio Cañizares, al que ya le gustan cada vez más los aire centrales.
Por último, el premier italiano Monti, tendrá que estar muy agradecido al Papado, como todos los italianos, pues como decíamos al inicio, el Vaticano, ese pequeño estado al que rodea una gran ciudad, Roma, aporta centenares de millones de euros a las arcas italianas. Y ya se sabe lo que aquí se dice: "si e morto un Papa, facciamo un altro subito". Esperemos que Benedicto XVI nos viva muchos años y que sus aportaciones sigan brillando para bien de todos.