El Consejo Español de Competitividad inicia una gira exterior para mejorar la imagen de nuestro país. No está mal. Pero no es lo que necesitamos. Por José Carlos Rodríguez
Un grupo formado por 15 grandes empresas españolas más el Instituto de Empresa Familiar, unidos bajo el nombre de
Consejo Español para la Competitividad, lleva varios meses intentando lanzar mensajes positivos sobre nuestro país. O si no positivos, al menos esperanzadores. Están los bancos Santander y BBVA, la ex caja CaixaBank y la aseguradora Mapfre. Grupos industriales, como Iberdrola o Telefónica. El Corte Inglés y Mercadona por la distribución, y Mango e Inditex como grupos textiles. Las empresas de construcción y servicios Ferrovial, ACS y Acciona. Repsol y el Grupo Planeta completan la lista.
El CEC
se creó en las postrimerías del gobierno de Rodríguez Zapatero, cuando se temía lo peor y muchos (dos fuentes del Banco de España lo daban por hecho) contaban ya con que España sería rescatada. El Gobierno cambió y con él llegó una leve esperanza de mejora. No vamos a repasar la política de Rajoy. Parece que se ha evitado lo peor de lo peor, pero que estamos aún lejos de la zona de seguridad, en la medida en que eso exista.
En este tiempo, desde el CEC se han lanzado varios mensajes con un cariz positivo. Ahora comienzan una gira fuera de nuestro país (los que desprecian el idioma español prefieren utilizar roadshow) en la que hablarán de España como un país que ofrece las oportunidades de inversión. La gira comienza este miércoles en
Amsterdam, y terminará en
Buenos Aires, cuando haya pasado gran parte del mes de mayo.
El presidente del CEC, Fernando Casado, será uno de los que harán patria allende nuestras fronteras. También el economista del IESE Juan Ramón Pin, o José Manuel Campa, ex secretario de Estado de Economía. Es también profesor del IESE, y además de Amsterdam acudirá a Londres, Milán, París y Bruselas. Empresarios como
Ignacio Sánchez Galán, Isidro Fainé o César Alierta también participan. Y el ministro de Economía,
Luis de Guindos. Serán 23 capitales en tres continentes. Presentarán el documento
España es un país de oportunidades, de cuyo contenido no hay mucho que decir.
España es un país esquizofrénico, que pasa sin solución de continuidad de la exaltación del país a la crítica más despiadada. Un poco como Argentina; un poco, que no hay que pasarse. Y estamos acostumbrados a hablar mal de nosotros mismos. Y quizás por el peso de los viejos prejuicios contra lo comercial, quizás por la sempiterna envida, quizás por complejo histórico, lo hacemos con profusión. Como si quisiésemos hacer ver que nosotros también nos hemos dado cuenta de que “este país...”.
En ese contexto, que algunos de nuestros más grandes empresarios, con el respaldo del gobierno, salgan a hablar bien de España ha de ser bienvenido. El problema es que las presentaciones que hagan por el mundo
no son la única fuente de información que tienen los agentes económicos, por fortuna. Y que éstos están bastante bien informados, o al menos tienen todos los medios para ello. Es decir, que sólo tendrán éxito si el mensaje que lanzan, además de ser esperanzador, es suficientemente congruente con la realidad. Contará la verdad y nada más que la verdad, pero no toda la verdad.
De modo que la imagen cuenta, pero no es lo único que cuenta.
El anterior gobierno no lo entendió. Este gobierno sí. Y una labor que podría hacer algo que tuviera el arrojo de llamarse Consejo Español para la Competitividad debería presionar al gobierno para que tome las medidas necesarias para que ese mensaje optimista acabe calando. Claro, que para entonces quizás el CAC no tenga nada que añadir.