Definido por Varela Ortega como "un profundo conocedor de la obra orteguiana", Arriola demuestra en su último libro su "enorme cultura", así como su conocimiento de la trayectoria literaria y filosófica de Unamuno. En los mismos términos se ha expresado Hermida de Llano, quien ha afirmado que el autor es una de las voces mexicanas "con más formación en lo español".

En las páginas de su ensayo, Arriola "pasa revista a una época con rigor y logra atraer la atención del lector a un texto que refleja un Unamuno sensible con la sociedad humana", ha dicho Hermida de Llano al tiempo que ha destacado la ausencia de metodología en la forma de estructurar el libro por parte del autor, que trata en sus páginas temas tan recurrentes en la de pensador vasco como la muerte, el amor, el fenómeno religioso o el sufrimiento humano.
A los tres capítulos en los que está dividido el libro se suma un apartado compuesto por cinco diálogos ficticios entre el autor y Unamuno; destacado por Varela Ortega y Hermida de Llano por el ingenio demostrado por el autor.
El "torrente de sabiduría" que demuestra Arriola queda patente, según Zamora Bonilla, "en la cantidad de citas incluidas en el libro". El director del Centro de Estudios Orteguianos se ha mostrado sorprendido ante Arriola por su "atrevimiento" al convertir a Unamuno en un personaje dramático, en referencia a los diálogos ficticios.

En referencia a Unamuno, lo ha descrito como un hombre de una inteligencia "impresionante" y como "un prototipo de intelectual que creía mucho en la palabra, su gran herramienta de trabajo".
El autor, por su parte, ha descrito su obra como un ensayo próximo al existencialismo español. Gran conocedor de la obra de Ortega y Gasset y de Octavio Paz, Arriola se define como deudor del pensamiento de ambos si bien considera a Unamuno como "el Beethoven de las letras españolas de todos los hemisferios", ya que en su obra "se puede tomar el pulso a la España de entonces y a la de ahora".
A estas apreciaciones ha sumado otras como que el pensador vasco "fue un crítico sistemático del poder y sus abusos" y que le aquejaba un intenso dolor en el alma por España. "A mí también me duele México, donde la corrupción ha hecho metástasis", ha dicho Arriola, quien ha confesado que ha tenido crisis existenciales, si bien no de fe como Unamuno, a quien ha definido como "la conciencia de España".