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báñez, mato o wert, algunos de los nombres por los que pocos apuestan

La primera crisis del Gobierno de Rajoy empieza a tomar forma y se disparan las quinielas

jueves 19 de septiembre de 2013, 13:11h
Se aproxima una remodelación en el Gobierno, pero Rajoy la quiere serena para no armar a la oposición. Persigue que se perciba como un impulso y no como una rectificación de su primer equipo. ¿Quiénes peligran? ¿Quiénes continuarán? ¿Quiénes aspiran a entrar? Sólo el presidente lo sabe, pero hay ya elementos que hacen anticipar acontecimientos y afinar las quinielas.


Crisis de Gobierno inminente, pero leve e indolora. Mariano Rajoy cruza el ecuador de la legislatura y se encuentra con las elecciones Europeas como excusa perfecta para limar su gabinete. Los días que restan de enero y febrero encierran la fecha de un anuncio previsto en la propia concepción del Ejecutivo, en 2011. Ante las severas reformas que tenía por delante, la mayor parte con un gran coste en popularidad, el presidente previó que algunos de sus ministros necesitarían relevo en este momento y que el mandato constaría de dos partes bien diferenciadas: una de recortes y desgaste y una segunda de recogida de frutos y mejora generalizada de cara a las generales.

Entonces, las carteras de Economía, Hacienda y Empleo, en especial las dos últimas, se suponían las más salpicadas en este punto intermedio. La previsión no iba desencaminada. Educación, Sanidad, Energía y Justicia, por distintos motivos, llegan finalmente también cuestionadas. Sin embargo, la única sustitución próxima a la confirmación está en Medio Ambiente, aunque no precisamente porque su titular esté quemado. Más bien al contrario. Rajoy quiere evitar a toda costa que la crisis se interprete como castigo a los que salen o a la gestión hasta ahora emprendida y lo hará no sólo desde el prisma comunicativo sino también en lo cuantitativo. Retoques y no revolución. Impulso y no rectificación. Esa, al menos, es la intención desde Moncloa.



¿Cuál es la situación de los ministros?
Soraya Sáenz de Santamaría: pese a la tempestad, su presencia en el Ejecutivo no sólo no se discute sino que sus responsabilidades han aumentado desde el nombramiento. Uno de sus mayores logros ha sido separar lo acontecido en Génova en relación con Bárcenas de la acción de Moncloa, ser escudo del presidente y, sin embargo, la mejor valorada por los españoles (según el CIS), junto a Miguel Arias Cañete.

Miguel Arias Cañete: apunta a Europa. Por tanto, a abandonar el Gobierno. Conocedor de los entresijos de Bruselas, aspira a suceder a Joaquín Almunia en la Comisión. Como favorito número uno para estos comicios, con el titular de Medio Ambiente también en la quiniela, figura a día de hoy Esteban González Pons.

Ana Mato: Rajoy no desea deshacerse de esta estrecha colaboradora, pero las circunstancias, tales como las andanzas de su marido en el entorno de Gürtel o los viajes pagados por esta trama, no acompañan. La puntuación de Mato es muy baja, los apoyos en el sector sanitario, casi inexistentes y su estado de ánimo, según ha podido saber El IMPARCIAL, no es el mejor precisamente. En caso de relevo, Europa despunta por encima de otras opciones.

Jorge Fernández Díaz: uno de los nombres que pudiera cambiar de Ministerio, pero que en absoluto teme la salida. Contundente, aunque a veces sus declaraciones hayan tenido una resonancia mayor de la que hubiera deseado, y muy volcado en la memoria de las víctimas del terrorismo y la no cesión a Eta ante crecientes rumores sobre su desarme.

Alberto Ruiz Gallardón: su cargo no es tan firme al estar prácticamente solo en el ámbito judicial. Su reforma de tasas, algunas de sus declaraciones sobre la mujer y el retraso y contenido de la ley del aborto mantienen al ministro en una situación delicada. No se prevé su salida sino, como en el caso de Fernández Díaz, en todo caso, un cambio dentro del propio Gobierno.

Ana Pastor: su peor momento, el vivido con motivo del trágico accidente de Angrois, cuya gestión la ha reforzado. Moderada en sus declaraciones, ha transitado por la legislatura sin hacer demasiado ruido pero con numerosas medidas de calado en la ordenación de infraestructuras y transporte. Continuará. La duda es si en Fomento, en Sanidad (su lugar natural dada su formación y experiencia) o en Interior.

José Ignacio Wert: el peor valorado por los españoles y con pocos amigos en el área educativa. La marea verde y el independentismo catalán, sus mayores trabas estos dos años. También la Cultura, enfadada por la subida del IVA, que ha repercutido sensiblemente en la taquilla. Es, no obstante, uno de los ministros que más fielmente ha cumplido el programa. Numerosas papeletas para quedarse fuera en la remodelación.

Fátima Báñez: muy debilitada. Aunque los datos del verano son más positivos que los precedentes en empleo, las cifras de paro al término de la legislatura, como ya ha admitido el Gobierno, serán peores que las recogidas. De ahí que para esta cartera se optara por un perfil medio y no alto. Sea ella u otro dirigente, no se espera un fin de mandato sencillo. Este es, precisamente, el único argumento que mantendría a Báñez en Empleo: antes de quemar otra bala, quizá no sea tan malo mantener a quien ya ha soportado las protestas por la reforma laboral o huelgas generales. Pero este único argumento no es el más poderoso: a Báñez podría esperarle Andalucía como líder de los 'populares' tras la era Arenas.

José Manuel Soria: aunque en un Ministerio comúnmente discreto en titulares y aunque, en apariencia, el político canario no debiera peligrar, es, junto a Mato y a Wert, una de las más probables salidas. Lidia con importantes compañías, con intereses por tanto muy poderosos y tanto en estas como en el Gobierno no se percibe que haya sabido moverse con la adecuada diplomacia, habiendo enfadado a consumidores y a proveedores. Además, ha tenido más de un roce con Cristóbal Montoro.

José Manuel García Margallo: hay quien lo sitúa en Hacienda, lo que implicaría la marcha de Montoro, pero Margallo, en todo caso, permanecerá. Es del gusto de Rajoy, del Rey y ha sabido moverse con discreción estos meses.

Pedro Morenés: la última frase dedicada a Margallo bien valdría para Morenés, cuyo puesto en absoluto peligra y que tampoco cambiaría de cartera dado su perfil eminentemente ligado a Defensa.

Cristóbal Montoro: señalado por las incesantes subidas de impuestos, contrarias a lo establecido en el programa del PP, poco comedido en sus intervenciones, cargadas en ocasiones de amenazas, y peleado en momentos puntuales con distintos integrantes del Gobierno y del partido. Su baza, que las próximas medidas fiscales ya serían en positivo, lo que podría salvar su imagen y evitar un castigo a ojos de la opinión pública y la oposición en un ministerio clave.

Luis de Guindos: su intención es abandonar, volver a la empresa privada, pero Rajoy no quiere dejarle escapar. Se mueve como pez en el agua con sus colegas europeos y es fuerte y seguro en sus encuentros con la prensa y frente a la oposición en el Congreso. Sería una sorpresa un relevo en Economía salvo que las intenciones del propio ministro sean respetadas o hayan cambiado a última hora.

En el capítulo de entradas, también en el marco de las especulaciones, el tapado Jaime Pérez Renovales, jurista al mando de Sáenz de Santamaría, discreto y eficaz gestor y uno de los padres de la reforma del Estado anunciada hace pocos meses. Esteban González Pons se quedó fuera en 2011 y este 2013 podría sucederle lo mismo, pero esta vez para viajar a Bruselas como número 1. María Dolores de Cospedal aspira a un ministerio como premio a estos duros meses al frente del Partido Popular y por los mismos motivos, pero en el Congreso, Alfonso Alonso, ya indiscutible ministrable y que está deslumbrando a un Rajoy dispuesto a recompensarlo.
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