RESEÑA
David Safier: ¡Muuu!
domingo 01 de diciembre de 2013, 12:28h
David Safier: ¡Muuu! Traducción de María José Díez Pérez. Seix Barral. Barcelona, 2013. 328 páginas. 14,95 €. Libro electrónico: 9,99 €
La verosimilitud de esta novela que recrea el mundo interior y las aventuras de una vaca y sus amigas hacen que la recreación fantástica tenga paralelismos con el mundo humano. Por todo ello el lector se sentirá identificado y su sonrisa brotará con la máxima espontaneidad en algunas de las numerosas situaciones planteadas en la trama donde un grupo de vacas se aventura en un viaje a la India como salvación del matadero, cruzando ciudades, campos, montañas, el océano Atlántico, incluso América.
David Safier -cuya primera novela, Maldito karma, alcanzó un éxito extraordinario - se sirve de protagonistas animales para mostrar a sus lectores una simplificación de la problemática de la vida, a menudo tiznada de humor. La historia de las moscas Zumbi y Pumbi que aparece al comienzo del libro es una de las imágenes más ilustrativas de este método y resurgirá en el relato de manera recurrente cuando se aluda a la brevedad de la vida y a la felicidad intensa en el instante efímero.
La trama se conoce por boca de una de las protagonistas, la vaca Lolle. Es curioso que un escritor exponga su obra en boca de una mujer, plasmando de una forma magistral las inquietudes femeninas. Hilde, fea por sus manchas marrones, pero de una inteligencia muy perspicaz y Rabanito un poco tonta por un golpe que se dio al nacer, pero de una extremada sensibilidad, son las dos amigas de esta simpática narradora. Además, está el gato italiano Giacomo que les inducirá a embarcarse en la aventura hacia la India, el país donde jamás se las comerán. Por último, está Champion, el amado de Lolle y que rompe la armonía de la granja al inicio de la novela al cometer una infidelidad con la atractiva Susi.
Las referencias al mundo interior están plagadas de elementos mitológicos del ámbito vacuno, aludiendo a una especie de tradición ancestral con unas referencias simbólicas que son un ejemplo más de esta simplificación del sistema humano con sus religiones. Pero de nuevo Safier es un gran rompedor en la plasmación de la espiritualidad: hay una Gran Vaca, la divinidad de las vacas mundanas, se llama Naia, y creó a la vaca dividiéndose ella misma. Solo más tarde, sintió soledad y creó al macho para unirse a él y tener amor, sentimiento calificado como lo más absurdo de la creación, pero que, sin embargo, contribuye de manera fundamental a la perfección del universo. Las referencias a la sabiduría ancestral no solo se muestran en las alusiones mitológicas, sino en la recreación de textos sagrados vacunos así como de canciones y cuentos populares.
Las metáforas vacunas son muy afortunadas y rebosan una sensibilidad extraordinaria: tal vez las personas solo fuesen vacas, en alusión a que, en el fondo, todos los seres tienen problemas semejantes; le da pena que para las personas no exista un lugar como la India, es decir, un lugar completamente seguro; la luna es el gran queso del cielo, los terneros humanos son los niños, hay vacadas para cualquier conjunto de seres, etc.
Para terminar, cabe señalar la función de los chistes intercalados y las escenas absurdas que dan dinamismo a una trama nada superficial, sino una parodia de lo que los humanos viven y un reflejo indiscutible y poderoso de la realidad. La elección de los compañeros de viaje, en que se admite paradójicamente a Susi lo que hace que el macho se desprestigie; la provocación de la lucha entre los Bulldogs como única forma de vencerles; la figura del desesperado Old Dog o los recursos ingeniosos para salir de la cerca electrificada son otros motivos recogidos que ilustran las grandes verdades que este libro transmite.
Por María Jesús Paredes