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Una Navidad del 2014 en el más allá

Juan José Laborda
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viernes 20 de diciembre de 2013, 20:37h
Las sillas están colocadas en círculos en uno de los muchos rincones angulares del cielo empíreo. Se han colocado así para acoger la tertulia prevista para después de la comida de Navidad. Los participantes se van sentando, y están contentos porque el inglés George Orwell ha comido con ellos y ahora charlará como un catalán más. Es el 25 de diciembre de 2014.

Francisco Pi y Margall: “Señor Orwell, le agradecemos mucho que esté hoy aquí. ¿Qué le ha parecido el almuerzo? Como habrá visto, hemos probado todas las especialidades de la cocina catalana en su honor. Según me dijeron, ha sido una especie de desagravio por lo mal que usted comió en Barcelona durante la Guerra Civil del siglo veinte”.

George Orwell: “Me siento conmovido por sus atenciones, pero especialmente por conocerle a usted, don Francisco. ¡Qué honor! ¡Y qué alegría coincidir con usted en el asunto actual de Cataluña! Es cierto lo que dijo durante nuestro almuerzo: yo también me di cuenta que la democracia se basa en el respeto a las leyes. Me ha interesado sus recuerdos como presidente de la Primera República española. Ese desprecio a la ley justificado por los votos, aunque era característico de sutiempo, fue también lo que yo vi en Cataluña en 1937. También tengo que repetir lo mucho que me ha impresionado el testimonio de Mercè Rodorera sobre Andreu Nin…”

Mercè Rodoreda: “Es verdad lo que dije. El dolor por el asesinato de Andreu Nin a manos de los agentes de Stalin fue una tragedia personal que estuvo siempre presente cuando creé personajes literarios. Yo leí tus escritos, querido George, después de que tú ya te hubieses muerto; yo fui una mujer, un ser humano concreto, que lo perdió todo cuando la ley fue ignorada por los que tenían que haberla respetado; ¡y yo no hice aquellas leyes, pero las acepté, algo que no hicieron el gobierno y la oposición de aquellos años!”

George Orwell: “Si me permite, presidente Pi y Margall, me gustaría preguntarle al presidente Tarradellas, ¿qué piensa de todo lo que vamos oyendo?”

Josep Tarradellas: “Con la venia de don Francisco diré, primero, que una comida como la hoy, aunque sea sólo una imagen -como imagen somos nosotros-, nos permite conocer el pasado. Aunque ahora sabemos que no hay juicio final sobre nuestro pasado, el acto de conocer sirve para que nosotros creamos que aún existimos, a pesar de que seamos unas formas inmateriales. Y querida señora Mercè Rodoreda, Andreu Nin fue consejero de la Generalitat conmigo, y cuando el embajador soviético le comunicó al gobierno catalán que Nin era un agente enemigo, nos olvidamos de nuestra obligación, miramos para otra parte, y dejamos de ser representantes del pueblo catalán, para convertirnos en subordinados dependientes de un poder extranjero. Antes de que usted, señor Orwell, contase en su “Homenaje a Cataluña” aquellos acontecimientos desgraciados, yo me convencí que cualquier gobierno, cualquier proyecto, por muy cargado de ilusión que aparezca, si no tiene el respaldo de la ley conducirá al fracaso, a la frustración del pueblo. ¿Por qué acepté ser presidente en 1977? Me lo oyeron decir con otras palabras. Ahora contesto con las del amigo Orwell: los votos debían someterse a las leyes, ¡y mira que las izquierdas tuvieron votos en Cataluña aquel año! ¡Pero la ilusión por aquella Cataluña democrática y autónoma ha durado treinta años, y aunque yo no los he vivido en la Tierra, me siento parte de aquel éxito de la democracia catalana.”

Francisco Pi y Margall: “Perdón, pero me parece que don Ramón Trías Fargas debería darnos su punto de vista como el más contemporáneo de todos nosotros”.

Ramón Trías Fargas: “Señores presidentes, amigo Orwell, distinguida señora Mercè Rodoreda: ¡Lo que ha pasado en Cataluña ha sido un desastre para el pueblo catalán! ¡Que no sería posible hacer una consulta en noviembre de 2014 lo tenía claro hasta el gobierno catalán que lo proponía! De manera que ahora sólo hay dos ganadores: en Cataluña, los que prosperan electoralmente con ese desastre, y en el resto del Estado -bueno en España, o como le gusta al señor Pi, en la Federación-, los que prosperan electoralmente con el mensaje de que ellos solos han defendido la ley y la Constitución. ¿Quiénes han perdido? Todos los que querían “establecer una sociedad democrática avanzada”, como escribimos en el Preámbulo de la Constitución de 1978. Después de lo que ha pasado, la democracia será peor en Cataluña, en España y hasta en Europa. Además, al triunfar los partidarios de que Escocia siga unida a Gran Bretaña, el independentismo catalán tendrá que buscarse sus ejemplos en lugares nada democráticos. Señor Pi y Margall, ¿a que usted está de acuerdo con que eso ha pasado porque no hay una verdadera cultura liberal?”

Francisco Pi y Margall:Con el presidente Abraham Lincoln, el federalismo fue el desarrollo en el territorio de los principios liberales para el individuo. ¿Estará de acuerdo con eso, señor Orwell?

George Orwell: No puedo estar más de acuerdo. Yo pertenezco a una tradición socialista posterior a la suya, presidente don Francisco. Nosotros utilizábamos “derechos ciudadanos” más que “derechos del individuo”, pero ambos tienen la misma raíz moral. Y hablando de socialismo, ¿no piensan ustedes que el socialismo catalán ha sufrido un desastre paralelo al del pueblo catalán?”

En el espacio curvo donde se junta con el tiempo, los hechos pueden cambiar siempre, pues el más allá permite realizar el cálculo de todas las probabilidades. Por eso este diálogo podría ocupar infinitas páginas. ¡Felices Pascuas!

Juan José Laborda

Consejero de Estado-Historiador.

JUAN JOSÉ LABORDA MARTIN es senador constituyente por Burgos y fue presidente del Senado.

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