En todas partes cuecen habas, valga el topicazo. No hay partido político que no se esfuerce por colgarse de la teta del Estado para chupar del bote. Hasta el 90% de lo que derrochan el PSOE y el PP proviene de subvenciones directas o indirectas con las que el Gobierno de turno, las Comunidades Autónomas, los Municipios satisfacen la desmesura de la clase política. A nadie le extraña la reacción popular. La opinión pública ha instalado a los partidos políticos en el tercer lugar entre los diez problemas más graves que atosigan a los españoles.
Aparte del saqueo del dinero público extraído de los impuestos con que se sangra a los contribuyentes, los partidos políticos se benefician de “donaciones” de empresas y particulares que, generalmente, aportan sus dádivas a cambio de suculentas concesiones en favor de sus proyectos. Una trapisondería más en la larga caravana de las trampas.
El Tribunal de Cuentas ha dejado claro que, en cuanto a donaciones, el PSOE ocupa un destacadísimo primer lugar en los últimos tres años auditados. El Partido Socialista ingresó por este concepto 13,5 millones de euros frente a los 3,5 millones que fueron a parar a las alcancías del Partido Popular.
Hay algo que sería necesario aclarar de forma inmediata. Y deberían hacerlo tanto el PSOE como el PP: ¿Quién o quienes hicieron las donaciones? ¿Qué relación directa o indirecta tenían los donantes con los partidos y con las Administraciones central, autonómica o municipal por ellos controladas? ¿Qué licencias, concesiones o favores se otorga-ron para compensar los donativos? La investigación de lo ocurrido dejaría al descubierto algunas evidencias ahora enmascaradas.