www.elimparcial.es
ic_facebookic_twitteric_google

BIOGRAFÍA

Eduardo de Ontañón: Cuartel general. La vida del general Miaja en 30 capítulos

domingo 08 de marzo de 2015, 12:28h
Eduardo de Ontañón: Cuartel general. La vida del general Miaja en 30 capítulos

Edición de Ignacio Fernández de Mata. Cálamo. Palencia, 2014. 236 páginas. 17 €

Por Alfredo Crespo Alcázar

Ignacio Fernández de Mata, profesor de la Universidad de Burgos, ha editado un libro dividido en dos partes complementarias. La primera, de carácter histórico-político; la segunda, de naturaleza histórico-literaria. Como hilo conductor entre ambas, la figura de Eduardo de Ontañón, intelectual burgalés al que rinde tributo, mientras que la Guerra Civil española representa el marco verídico en el que se desarrolla la trama.

Fernández de Mata no solo describe sino que analiza de forma rigurosa el modus operandi del Gobierno surgido tras las elecciones de 1936. Nos traza un cuadro exhaustivo, sobresaliendo la prioridad que concede al mundo del periodismo, fenómeno que obedece a que De Ontañon fue, sobre todo, periodista.

Con precisión y meticulosidad (ejemplo de ello es la ingente bibliografía utilizada) Fernández de Mata disecciona cómo la prensa se convirtió en herramienta al servicio de los dos bandos enfrentados (“una extensión de los frentes bélicos”). Esto, a su vez, provocó que tanto escritores como periodistas participaran en la contienda, empleando la palabra como arma, con el objetivo de mantener intacta la moral de las tropas. En tal apartado destacó el PCE, buen conocedor y mejor manejador de las técnicas del AGITROP.

Se trata de un panorama que contrastaba con el (triste) papel que ostentó la prensa durante la dictadura del general Primo de Rivera o con el inicio de la II República, momento en que se produce una eclosión de diarios informativos, semanarios, etc.

En este punto llega el nexo con la segunda parte del libro. La obra que Eduardo de Ontañón escribió para loar el trabajo del general Miaja durante la defensa de Madrid (noviembre de 1936) obedeció a un encargo del Gobierno, cuya finalidad era evitar el derrumbamiento moral de la población ante las acometidas del adversario.

No obstante, como nos advierte Ignacio Fernández, aunque Eduardo de Ontañón era de izquierdas y puso su periodismo al servicio de la causa gubernativa, no participaba del fervor revolucionario, sino que estaba comprometido con una visión social, incluso pacifista, podemos añadir.

Su carácter no beligerante se aprecia con nitidez cuando leemos los 30 capítulos de que consta su glosa de la actuación del general Miaja. Así, prioriza sus orígenes familiares asturianos (ajenos a todo militarismo), resalta que era un desconocido para muchos madrileños, pese al éxito que había cosechado en Marruecos o las muestras de lealtad profesadas hacia la II República. Por tanto, hallaremos escaso proselitismo bélico (“se sentía incómodo con los partes de la guerra”) y sí abundancia de perfiles humanos y descripciones del Madrid de la época.

Finalmente, conforme avanzó la guerra, Eduardo de Ontañón se fue distanciando del PCE por su “obsesiva disciplina ideológica, sus depuraciones y manipulaciones” (pág. 25), exiliándose en México. Tampoco Miaja salió históricamente bien librado del análisis que el comunismo hizo de él. Uno y otro forman parte del grupo de perdedores de la Guerra Civil, con el agravante de que también sufrieron el desprecio, en forma de olvido intencionado, de aquellos mandos políticos y militares a los que sirvieron con lealtad pero no con servilismo.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (3)    No(0)

+
0 comentarios