Este mensaje que sale del corazón de este periodista, no debería ser únicamente para estos días de Navidad. Deseo fervientemente que todos podamos hacer realidad el acompañamiento durante todo el año. Hoy más que nunca tenemos que llevar mensajes de alegría, como nos propone el Papa en Evangelii gaudium, y tal vez por eso, también me parece oportuno reproducir aquí algunos párrafos del Mensaje navideño el Arzobispo de Barcelona, Monseñor Omella: “En este día de Navidad, os propongo adentrarnos en el misterio de Belén. Os invito a mirar detenidamente el establo con todo lo que significa y todo lo que puede evocar en cada uno de nosotros. Hagámoslo, como pide esta fiesta, con humildad y sencillez. Como lo hicieron aquellos pastores -que personificaban los pobres y marginados de aquellos tiempos- que se pusieron en camino hacia Belén…La Iglesia, hoy y aquí, no es valorada e incluso podríamos decir que algunos tratan de arrinconarla y expulsarla de las plazas públicas. El mensaje de Jesucristo no interesa y, si acaso, se deja para las sacristías o para el interior de la conciencia individual. Sobre la Iglesia cae un alud de críticas que los medios de comunicación airean con mucha efectividad y con todo tipo de detalles. Lo que nos hace pensar en el misterio de Belén, el misterio del Hijo de Dios, para quien no había sitio en la posada a la hora de venir al mundo y que expiró en la cruz, "fuera de la ciudad" de Jerusalén, rechazado y escarnecido. Esto nos lleva a pensar que la Iglesia ha pasado de ser una fortaleza sólida y grande a ser una casa frágil y provisional, expuesta a los vientos y los fríos, refugio de personas desplazadas en medio de esta sociedad moderna, que parece que prescinde del mensaje religioso. En definitiva, es como un establo, como el establo de Belén”.
No están solos y hoy mirando ese establo debemos ser más fuertes que nunca, aunque cueste y con humildad y sencillez. Acompañar con la mirada, con una sonrisa o con un gracias.
Feliz Navidad a todos los lectores de El IMPARCIAL.