A nadie le puede sorprender el título de este artículo puesto que la crisis que atraviesa la Filosofía no es algo nuevo sino que se viene arrastrando desde hace tiempo, hasta el punto de poder decir que esta disciplina goza de una pésima salud de hierro. De nuevo ayer saltaron todas las alarmas al comunicar la Consellería de Educación de Valencia que el prometido Decreto autonómico de currículo de ESO y Bachillerato que blindaba esta asignatura (tan marginada durante el anterior gobierno del PP) no iba a entrar en vigor hasta dentro de dos cursos escolares, esto es, en el curso 2018-2019.
Lo curioso es que el director general de Política Educativa, Jaume Fullana, había informado que el nuevo Decreto sí que estaba terminado, incluyéndose como asignatura obligatoria (y no optativa como hasta ahora) la Filosofía en 4º de ESO y la Historia de la Filosofía como específica de obligatoria elección en 2º de Bachillerato; solución ésta, por cierto, idéntica al Decreto de currículo elaborado para las Islas Baleares que había sido aprobado en este pasado mes de marzo y que, afortunadamente, sí que regirá en el próximo curso 2017-2018.
Ha sido por ello que la Asamblea de Profesores de Filosofía de la Comunitat Valenciana, que aglutina a más de 300 docentes de Secundaria y Universidad, se reunió ayer de urgencia en Valencia tras conocer la noticia del injustificado retraso por medio de sus portavoces. Concretamente fue el portavoz de la asamblea, Ángel Vallejo, quién se ocupó de explicar que la Consellería llevaba desde julio de 2016 trabajando en un nuevo Decreto autonómico de currículo de ESO y Bachillerato para colocar la Filosofía como asignatura obligatoria en el lugar que le corresponde, derogando así el Decreto aprobado por el anterior Consell del PP, y tratando de paliar los efectos devastadores que sobre la Filosofía había tenido la Ley Orgánica de Mejora de la Educación (LOMCE).
Parece previsible que si el blindaje de la Filosofía no se materializa para el próximo curso, la Filosofía como asignatura puede llegar a perder hasta el 90 % de su alumnado, lo que, según Vallejo “no es un problema laboral para los profesores, sino un drama educativo”. Verdaderamente, la cuestión apremia porque este curso es el primero que la LOMCE se aplica en 2º de Bachillerato. Historia de la Filosofía es una de las cinco troncales de opción del Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales entre las que los alumnos deben elegir solo dos. Por otra parte, los estudiantes del Bachillerato de Ciencias y de Arte deben decidirse por solo dos asignaturas optativas específicas entre 15 optativas específicas, siendo una de ellas Filosofía. Es cierto que en su momento se dijo que la LOMCE iba a unificar el sistema educativo español y acabar con los diecisiete sistemas autonómicos, pero la realidad indica que ha ocurrido justo lo contrario, por lo menos, en lo que se refiere a la Filosofía.
La asamblea de docentes de la Comunitat Valenciana, aparte de condenar este retraso, calificándolo de “inexplicable”, estudia hacer movilizaciones si educación no presenta el nuevo Decreto en el plazo de 15 días. Entre las medidas propuestas en la asamblea de ayer, se contemplan sentadas de protesta en la Consellería, encierros e incluso una huelga en este último tramo del curso en la que no se examinaría a los alumnos, quedando éstos sin calificaciones.
Dejando a un lado los dimes y diretes, lo que parece evidente es la necesidad de impulsar la Filosofía como asignatura obligatoria en el sistema educativo actual, no solo en la etapa de bachillerato sino universitaria puesto que esta disciplina fomenta el desarrollo de las aptitudes para el ejercicio de la reflexión crítica. Si queremos ciudadanos con una capacidad de enjuiciamiento sólida y madura para poder afrontar con suficiente solvencia intelectual los problemas que atraviesa el siglo XXI necesitamos una mínima formación filosófica en los planes de estudio.
De la misma manera que el conocimiento de las herramientas de las nuevas tecnologías no podemos eludirlo, tampoco podemos pasar por alto la ética y la filosofía como disciplinas transversales de cualquier formación educativa básica. Precisamente, a modo de ejemplo, cuando nos preguntamos si Rajoy como Presidente del Gobierno debería comparecer ante la Audiencia a finales de julio como testigo en el caso Gürtel personalmente o a través de vídeoconferencia, lo que está en juego no es un tema solo de responsabilidad política sino ética.
No se puede amputar a los ciudadanos de la posibilidad de aprender a reflexionar críticamente lo que exige, al igual que otras aptitudes, un entrenamiento y sobre todo la posibilidad de que alguien, preferiblemente a una edad temprana, la despierte en otros. Sería, por tanto, a mi modo de ver, recomendable que los alumnos encontrasen la Filosofía en su itinerario escolar durante la niñez por tratarse ésta de uno de los baluartes de la educación.
No está de más recordar que el pasado 17 de mayo, Antonio Campillo Meseguer compareció como Presidente de la Red española de Filosofía (REF) ante la Subcomisión para la elaboración de un gran Pacto de Estado Social y Político por la Educación (154/3), creada en el seno de la Comisión de Educación y Deporte, por acuerdo del Pleno del Congreso de los Diputados del día 21 de diciembre de 2016, constituida el 14 de febrero de 2017. La invitación había sido propuesta por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea, y había contado también con el apoyo del Grupo Parlamentario Socialista.
En esta comparecencia, Campillo tuvo el acierto de recordar que “la tarea de pensar es inseparable de la tarea de comunicar con otros el propio parecer, porque no accedemos a la verdad en la soledad de nuestro retiro, sino en la conversación con nuestros semejantes, en la que aprendemos a escuchar y a razonar, a ser respetuosos con los demás y coherentes con nosotros mismos. (…) La Filosofía es una “escuela de libertad” porque educa a los niños y niñas como ciudadanos libres y responsables, al proporcionarles cuatro tipos de formación: 1) el uso riguroso del lenguaje y la comprensión de todo tipo de conceptos y problemas, lo que les ayuda a mejorar sus capacidades de razonamiento y comunicación; 2) la conexión interdisciplinar entre los distintos saberes científicos, humanísticos y artísticos, necesaria para afrontar la complejidad del mundo contemporáneo; 3) el conocimiento histórico de los grandes sistemas de pensamiento y de las diversas tradiciones culturales que siguen vivas hoy en las distintas comunidades humanas; 4) y, por último, la conjunción inseparable entre el conocimiento, la moral y la sensibilidad, imprescindible para lograr un desarrollo personal pleno y equilibrado”. Seamos conscientes de que la Filosofía como disciplina nos pertenece a todos y por ello no es caprichoso el intento de la asamblea de docentes de la Comunitat Valenciana de querer que ocupe un lugar privilegiado en la formación básica educativa.