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Horie, el ecologista veterano

Hidehito Higashitani
lunes 21 de julio de 2008, 23:03h
El conocido navegante y aventurero japonés Kenichi Horie, de 69 años, acaba de concluir su viaje marítimo en una embarcación que utiliza únicamente la energía de las olas del mar para moverse. Partió de las islas hawaiyanas en el pasado mes de mayo, recorrió unos siete mil kilómetros para atravesar el Océano Pacífico y consiguió llegar al puerto japonés de Nishinomiya el pasado día 6 de julio después de 110 días largos de su viaje en solitario.

El barco, parecido a catamarán, tiene 9,5 metros de eslora con 3,5 metros de manga y se desplaza mediante las dos aletas colocadas en la proa, sumergidas en el agua, que aprovechan el movimiento de las olas para convertirlo en energía de propulsión a modo de las aletas de un delfín.

Además, el barco está hecho de aluminio reciclado y cuenta con unos paneles solares, de donde se saca la energía para el funcionamiento de los equipos de embarcación. Desde luego, no se puede pedir ningún barco más ecológico que éste. Pero hay que indicar también unos cuantos inconvenientes, entre los cuales está el de la poca velocidad que alcanza, ligeramente superior a la caminata normal de un hombre, es decir, de unos 4 nudos aproximadamente.

Horie había hecho su primera travesía del Pacífico en un velero en 1962 cuando tenía 23 años. Partió clandestinamente del puerto de Nishinomiya en solitario rumbo a San Francisco burlando la ley japonesa de aquella época que no permitía todavía a un velero salir al extranjero. Tres meses más tarde, el joven atrevido, sin pasaporte ni un céntimo en el bolsillo, consigue alcanzar el puerto de San Francisco.
Indocumentado y todo, es recibido apoteósicamente por los ciudadanos de aquella ciudad con su tradicional espíritu aventurero, legado de los llamados “forty-niners” de la época de la fiebre del oro de antaño, y se convierte en un héroe de la noche a la mañana cuando el alcalde, en vez de acusarle de la ilegalidad de sus actos, le concede 30 días de visado y le nombra ciudadano de honor con la ingeniosa frase de “Colón también se eximió de los complicados trámites del visado cuando llegó sin pasaporte”.

Desde entonces, Horie no ha parado de trabajar en sus viajes “ecológicos” , entre los cuales se cuenta la travesía entre Ecuador y Tokio en un barco hecho de latas de cerveza recicladas, propulsado únicamente por la energía solar, por lo que el gobierno ecuatoriano en su honor bautizó a un cabo de las islas Galápagos con su nombre.

La aventura y el éxito del barco propulsado por las olas de Horie parece sugerirnos una nueva forma de aprovechar la energía natural que nos proporciona el mar. Además el barco de Horie está pensado para aprovechar no sólo las olas que vienen de popa, sino las que vienen de frente y de lado, en fin, de todas las direcciones. Es un invento realmente ingenioso que sabe aprovechar hasta el viento en contra, “In contraria ducet” como diría un clásico español.

A la pregunta de “¿De dónde saca usted a su edad tanta energía para poder seguir con sus maravillosas aventuras?”, Horie contesta con su sonrisa de siempre: “Si te surge el deseo de emprender algo nuevo y además si ves confirmada alguna posibilidad de poder realizarlo, es normal que te lances a esa aventura. ¿No te atreverías ir incluso a la luna si tuvieras cumplidas esas dos condiciones?” y añade: “seguiré navegando hasta que mi edad alcance el número de tres cifras”.

De manera que le quedan todavía unos treinta años largos para seguir emprendiendo nuevas aventuras y sorprendernos con sus ingeniosas propuestas ecológicas. Así sea.

Hidehito Higashitani

Catedrático de la Dokkyo University

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