Los gigantes asiáticos se han reunido para agilizar la estrategia regional.
La capacidad de Donald Trump para generar amigos donde antes había enemigos sigue reforzándse. Y es que este viernes se han sentado en las misma mesa los jefes del Gobierno de Japón y China, dejando atrás sus ancestrales diferencias. La amenaza de la guerra comercial lanzada por Estados Unidos y la que representa Corea del Norte para la región les ha llevado a compartir charla para reforzar sus congeladas relaciones. Ahora se necesitan.
La firma de nuevos acuerdos de cooperación en carteras como el comercio y las finanzas ha protagonizado el acto que ha constituido la primera visita oficial a China de un primer ministro japonés en los últimos siete años. Shinzo Abe proclamó que ve "un futuro brillante" en sus relaciones con Pekín tras haber departido con su homólogo Li Keqiang y con el presidente, Xi Jinping. El nipón ha salido de su apretada agenda de viaje con un ánimo optimista a pesar de los nubarrones venideros.
Por su parte, Xi subrayó la importancia de acercar posturas con el otro país más potente a nivel geopolítico en el Extremo Oriente. Lo ha hecho después de haber recibido a Abe en la Residencia de Jefes de Estado de Diaoyutai (oeste de Pekín). Ha lamentado el estancamiento de esos contactos con Japón y ha dado preponderancia a la necesidad de defender intereses comunes en una cooperación de tipo "multilateral". El objetivo es aumentar la comunicación estratégica.
Este ha sido el mensaje recogido por la cadena de televisión estatal china CCTV: "Somos socios de cooperación, no una amenaza, y nos apoyamos mutuamente para el desarrollo pacífico. Los conflictos y las diferencias deben manejarse de manera constructiva para impulsar un desarrollo estable y saludable de las relaciones bilaterales". Estas palabras fueron pronunciadas por Xi en uno de los actos que compartió con Abe en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín.
El mandatario nipón correspondió a su interlocutor resaltando que "hemos pasado de la competición a la cooperación. La relación de las dos naciones está entrando en una nueva etapa. Estoy dispuesto a trabajar con el primer ministro, Li Keqiang, (con quien también se reunió ayer) para impulsar enérgicamente las relaciones bilaterales". Y se ha sabido que los dos primeros ministrostambién han tratado en su renovada fluidez la desnuclearización de la península coreana.
"Tenemos objetivos y responsabilidades comunes para la estabilidad en la región", expuso Abe, quien de inmediato expresó que Japón va a hacer todo lo posible para normalizar la relación diplomática con Corea del Norte. Eso sí, ninguno de los dirigentes presentes en la reunión explicó cómo va a ser la negociación sobre la desnuclearización de la península coreana, pieza clave para la estabilidad regional y argumento central de la tensión entre China y Japón.
Y con respecto al escudo que pretende amortiguar el efecto Trump, Tokio y Pekín han acordado refugiarse en unos intercambios bilaterales que alcanzan los 300.000 millones de dólares. Porque China necesita mejorar sus relaciones con otras naciones, toda vez que su fluir con Estados Unidos ha quedado abortado tras la subida de los aranceles propugnada por la Casa Blanca. En total, Abe y Li firmaron diez grandes acuerdos que se extienden desde las finanzas y el comercio, hasta la innovación y el deporte.
En torno a 500 empresarios acompañaron a Abe -se formalizarían otros tantos pequeños pactos de negocio- en la fecha en la que se certificó el acuerdo entre el Banco Popular de China (central) y el Banco de Japón que conllevará el intercambio de monedas locales entre las dos entidades de hasta de 200.000 millones de yuanes (unos 28.700 millones de dólares, 25.300 millones de euros) hasta el 25 de octubre de 2021. Este movimiento en busca de la estabilidad económica y financiera ha arribado, curiosamente, cuando se cumple el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre los dos países. "(Ambas partes) trataremos adecuadamente los temas históricos y de Taiwán a fin de mantener la base política de las relaciones bilaterales", dijo el primer ministro chino, zanjando cualquier grieta en esta jornada productiva.