El serbio le ha dedicado una reflexión de empatía ante la nueva lesión del balear.
La rivalidad que han construido a lo largo de los años Rafael Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic no sólo se ha destapado como un de las más icónicas que haya conocido el tenis y el deporte. Además, ha convertido a los tres astros en enemigos íntimos y amigos. Por ello, los tres mejores jugadores del planeta (y clasificados muy alto en el ránking histórico) tratan siempre de darse un mano cuando las lesiones o las desgracias se cruzan en el camino del alguno de ellos.
En 2017 era Djokovic el que era arropado por el español y el helvético, renacidos tras una travesía por el desierto -de dudas, falta de confianza y molestias físicas crónicas- que el serbio empezaba a afrontar. Y en este 2018 le ha tocado a Nadal ser objeto del consuelo de sus compañeros de viaje hacia la leyenda. Porque el balear se ha viso rompicado hasta caer por un rosario de lesiones que le han apartado de la lucha por más títulos y, por ende, de la pugna por mantener el número uno.
Hace días, antes de que el emblema español confirmara que un dolor abdominal le iba aimpedir participar en el ATP Finals de Londres y que iba a operarse el tobillo aprovechando la tesitura, Djokovic estrenaba la reconquista de la cima del circuito ofreciendo una entrevista en la que reflexiinaba lo siguiente: "Por supuesto, estoy muy, muy feliz y orgulloso de ello. Hace cinco meses, si me dijeras eso, sería impensable. Siempre creo en mí mismo, pero en ese momento era muy improbable, considerando mi clasificación y la forma en que jugaba y me sentía en la cancha".
'Nole' confesó que tras operarse la muñeca en el comienzo de este curso llegó a plantear a su familia la posibilidad de retirarse del tenis, por lo que conoce cómo es el fondo anímico del deportista de élite. Por eso, al estrenar número uno y serle cuestionada su valoración sobre el contexto por el que pasan sus rivales, no pudo evitar compartir un pensamiento sobre el zurdo legendario. "No puedo estar muy extasiado al respecto. Obviamente, no estoy contento de ver a Rafa lesionado y retirándose del torneo en esta carrera final para obtener la mejor clasificación", señaló.
Toda vez que Nadal publicó a través de las redes sociales su renuncia a lo que queda de año, Djokovic se apresuró para mandar al manacorí el siguiente mensaje: "Te envío mis mejores deseos y ánimos para una pronta recuperación tras la operación, mi amigo". La idea que tiene Djokovic en la cabeza es concluir venciendo en la Copa de Mestros y poder acompañar a Rafa en el intento por quitar el Abierto de Australia a Roger Federer. Los cinco títulos logrados por el español también le saben a poco a su amigo balcánico.
En otro orden de cosas, el tenis ha recibido una noticia relacionada con una de las promesas que se anunciaban como relevo del tridente expuesto. Se trata de Nick Kyrgios, un jugador con un talento tan absoluto como su imposbilidad para gestionar los brotes que le acaban llevando a pérdidas de concentración y, con ello, de partidos. De él han dicho sus compatriotas australianos Brett Phillips y Andy Maher que "su mayor crimen es desperdiciar su talento". Aseveraron eso cuando Nick cayó al puesto 30 de la ATP, en agosto. Algo que no ocurría desde 2016.
Por ello, Kyrgios ha decidido acudir a la psicología. En una entrevista concedida al medio de comunicación regional Canberra Times ha expuesto que está en tratamiento con psicólogos con el fin de "controlar su salud mental". "Posiblemente lo he aplazado bastante, pero lo estoy haciendo y ahora me siento más abierto para hablar de ello. No siento como si lo tuviera que esconder", arguyó el jugador, consciente de los muchos errores que ha cometido.
"Sé que soy un afortunado porque puedo viajar por todo el mundo y jugar al tenis. He tenido un par de episodios difíciles este año, pero estoy seguro que estaré bien el próximo año", ha reconocido antes de comentar que no ha pensado todavía en su calendario para 2019. "Quiero elegir los torneos correctos para competir y cuando juegue esos campeonatos quiero darlo todo. Voy a trabajar con mi equipo", ha sentenciado un diamante al qiue nadie ha conseguido pulir para que, con estabilidad, resplandezca al fin.