Los migrantes que acceden a territorio estadounidense temen que les denieguen el asilo.
La caravana de migrantes centroamericanos, que cuenta con cientos de indocumentados, ya está a las puertas del territorio estadounidense. Llevan días escudriñando la manera de entrar en el país norteamericano de forma ilegal, pero son demasiados y viajan en esa histórica diáspora personas mayores y niños, con lo que la maniobra colectiva se complica y, al final, sólo grupetos reducidos de migrantes logran dificultar la labor de contención de las autoridades fronterizas dirigidas por Donald Trump.
En todo caso, el refuerzo impuesto por la Casa Blanca a la resistencia de la frontera méxico-estadounidense en California está resultando efectiva. Y es que el bloqueo que allí se ha formado ha obligado a los dirigentes de la caravana a viajar hacia otro punto de acceso fronterizo. En este caso se ha abierto una senda por el desierto de Arizona. Allí, según ha podido confirmar la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de EE.UU., los recién llegados entrán en el país y se entregan a la Patrulla Fronteriza.
Al parecer, y según el relato de la agencia federal, esta nueva ruta hace que un promedio de 100 a 200 inmigrantes indocumentados centroamericanos entren ilegalmente al país diariamente. Toda vez que ha logrado su objetivo solicitan el asilo a los agentes que vigilan el Sector de Yuma (Arizona), a los que se entregan de manera voluntaria. El CBP ha afirmado a través de las redes sociales que casi todos los que llegan constituyen unidades familiares que arriban con la "esperanza" de ser dejados en libertad dentro de Estados Unidos.
Esta agencia federal emitió un vídeo el Twitter en el que se visualiza a un grupo de inmigrantes que atraviesa un puente sobre el río Colorado, con niños que caminan de la mano, para, finalmente, entregarse a las autoridades. Y es que este Sector de Yuma es el punto de entrada preferencial del flujo de ciudadanos lationamericanos que han hecho miles de kilómetros con el horizonte de encontrar una vida mejor en América del Norte. En la frontera de California se agolpan miles de inmigrantes que aguardan en Tijuana y la vecina Mexicali la oportunidad de solicitar asilo político a Washington. El refuerzo en los últimos días de esa zona, con la presencia de soldados del Ejército estadounidense, ha disuadido a gran parte de los viajeros.
Pero otros permanecen y la tensión ha ido en aumento, pues ven cómo su esfuerzo kilométrico no encuentra una salida sencilla. No obstante, se ha corrido la voz entre los migrantes que desde que solicitan asilo hasta que tienen una resolución deberán esperar varias semanas. En el entretanto, se teme que las leyes impulsadas por Trump se endurezcan, porque el presidente ya emitió en noviembre una directiva por la que sólo los que entren legalmente al país por los puertos de entrada pueden pedir asilo. Esa medida, de momento, ha sido paralizada por un juez federal, pero el desbloqueo podría ser inminente.
El "temor" en este extremo ha sido confirmado por Marla Pacheco, de la Coalición de los Derechos Humanos en Arizona. Los migrantes tienen miedo de que pronto le nieguen la posibilidad de solicitar asilo nada más cruzar la frontera. Por este motivo la portavoz diagnostica un aumento de la conflictividad entre aquellos que esperan semanas en los puertos de entrada, soportando "hambre y frío junto a sus hijos". Pueden comenzar a "desesperarse" y buscar formas y caminos más peligrosos para acceder a Estados Unidos, ha anunciado.
Mientras tanto, la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) está empezando a sentirse desbordada en la frontera de Arizona. La gran masa de indocumentados que entran en territorio estadounidense por esa ventana ha obligado a esta oficina a liberar en los últimos días a grandes grupos de personas, especialmente a los que viajan con niños, bajo la promesa de que se presentarán a su audiencia en una corte de inmigración. Magdalena Schwartz, pastora religiosa en Mesa, calcula que en estas dos semanas ha recibido a mas de 700 inmigrantes que han sido liberados por ICE.
La religiosa, que ejerce de coordinadora de una red de once iglesias en esa región, ha contabilizado la asistencia a más de 2.500 familias (5.000 personas) desde mediados de octubre. Este testimonio se une al de multitud de albergues de inmigrantes en otras ciudades del estado, que afirman trabajar al máximo de su capacidad. "Esta es gente que quizás entró por la garita o por el desierto, pero que fueron procesados por la Patrulla Fronteriza y su proceso de asilo ya está en marcha", analizó la pastora, que señaló que la mayoría de los atendidos provienen de Guatemala. La ayuda de activistas y organizaciones que trabajan con los inmigrantes exigen más recursos a la Casa Blanca, con el fin de que puedan asistir mejor en los puertos de entrada las solicitudes de asilo.