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CRISIS EN EL REFORMISMO

Juan José Laborda
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1718lamartingmailcom/12/12/18
lunes 04 de agosto de 2008, 20:10h
El encuentro entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición se ha producido en un clima de cooperación, como se suponía. La opinión pública lo ha recibido bien, y sin embargo, ahora la preocupación y el pesimismo es mayor que cuando imperaba la famosa crispación. Entonces había mucho de sobrerrepresentación y de exageración -España se rompe, etc.-, mientras la sensación actual está cargada de inquietudes que no se sabe bien de dónde proceden. La crisis real es esa: el mundo antiguo ha muerto, y el nuevo todavía no se ha manifestado claramente. Miles de personas han acudido a escuchar a Barak Obama en Berlín. Europa se ha enamorado de un candidato norteamericano, aunque sus propuestas tengan un destinatario que está al otro lado del Atlántico: los electores en Estados Unidos se han quedado con su capacidad para emocionar a los europeos, pero ideas nuevas, como tales, no han surgido en sus palabras de Berlín. El actual presidente Bush, lo mismo que el antiguo premier Tony Blair, soñaron con ser Roosevelt o Churchill después del 11-S. Ficciones virtuales. Barak Obama, evoca a Kennedy con su juventud, imagen y labia. Pero tampoco hay ideas nuevas. Esta tendencia a idealizar en conmemoraciones, aniversarios, exposiciones o seminarios, los acontecimientos ejemplares del pasado, encubre la falta de propuestas capaces de proyectar sistemáticamente el futuro. Como no se puede prever otro destino que repetir el de ayer, las encuestas sustituyen a las estrategias políticas, y los liderazgos tienen tendencia a envejecer pronto, para ser sustituidos por otros menos vistos. Es decir, en vez de cambios, aparecen las novedades. La técnica de la publicidad mercantil, se ha impuesto a la estadística: lo que mide las magnitudes políticas, las del Estado. Es el triunfo transitorio de lo virtual. Hasta que de nuevo las democracias exijan ideas fuerza.

El desasosiego político actual, es común en Europa. Casi todos los gobiernos están paralizados por una crisis que no saben definir bien, y cuya evolución es una incógnita. A las respectivas oposiciones, les ocurre lo mismo: tampoco hay propuestas distintas.

En España, esta legislatura tiene una continuidad: las propuestas reformistas son las mismas que las de hace cuatro años. El problema está en que ahora la ralentización reformista es más evidente. El mensaje que ha dejado el encuentro de Zapatero con Rajoy es consenso en casi todo, menos en economía. Es seguro que el asunto del terrorismo vasco va a encontrar un avance considerable, en comparación con el deprimente clima de antes de las elecciones. Sin embargo, ¿sigue siendo válida la reforma del Estatuto Vasco como alternativa pacificadora para Euskadi?

Ahora bien, ¿qué supone el consenso en asuntos institucionales? En mi modesta opinión, nuestro sistema político, al igual que el de la mayoría de los europeos, adolece de un exceso de intervencionismo de los aparatos de los partidos políticos. En ese sentido, la renovación del Consejo del Poder Judicial no es suficiente. El sistema actual, resultado de un acuerdo entre Acebes, entonces ministro de Justicia, y el partido socialista, convierte a las direcciones de los partidos en árbitros finales de esa elección. La situación de la Justicia requiere que los jueces y magistrados, avancen en independencia y en sentido de la responsabilidad individual. Yo preferiría volver al sistema electoral del primer Consejo: sólo se elegirían por las Cámaras los 8 en representación de abogados y juristas, dejando que los 12 correspondientes a jueces y magistrados, sean elegidos por los miembros de la carrera judicial, poniendo fin a una designación por las dos asociaciones identificadas con los dos partidos mayoritarios. Se corregirían dos defectos: más de la mitad de los jueces y magistrados no han estado representados en este Consejo, y lo que se ha valorado es la sintonía de los consejeros con la estrategia de los partidos parlamentarios. Las reformas en el futuro primarán la responsabilidad en una sociedad participativa. Por eso es cabal una Justicia independiente.

Juan José Laborda

Consejero de Estado-Historiador.

JUAN JOSÉ LABORDA MARTIN es senador constituyente por Burgos y fue presidente del Senado.

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