www.elimparcial.es
ic_facebookic_twitteric_google

TRIBUNA

El cuerpo y el alma

Jesús Carasa Moreno
x
carasajesusgmailcom/11/11/17
https://www.jcarasa.com/
jueves 15 de agosto de 2019, 20:14h

Penetro en camisa de once varas.

Siempre me ha sorprendido la autonomía, real o aparente, que tiene nuestro cuerpo para realizar sus funciones. Cierto que hay algunas, como la respiración, que pueden ser automáticas y voluntarias pero, en general funcionan espontáneamente, como los latidos del corazón.

Y no puedo imaginar, ni, en mis lecturas, he encontrado, nunca, explicación, de donde nace el impulso, quien gobierna las distintas actividades y quien, en un momento determinado, considera imposible la continuidad del funcionamiento del cuerpo y decide, si es que alguien o algo lo hace, bajar la persiana.

Había, hace muchos años un programa de TV, en el que aprendimos tanto, que se llamaba “Erase una vez EL CUERPO HUMANO”, en el que veíamos a distintos emisarios organizando funciones, evitando y arreglando desperfectos y aportando defensas y nutrientes. Y todo, a las ordenes, sabias e incuestionables, de un venerable anciano, de luenga barba, que estaba en el puente de mando. Pues bien, amigos: ¿Quien es y donde está ese señor, si es que lo hay?.

A vista de inculto, me deja perplejo este funcionamiento, de nuestro cuerpo, que parece ser “autónomo”, aunque le supongo supervisado por alguna función inconsciente de nuestro cerebro.

Y ya puestos a enredar, se me ocurre analizar otras funciones, de distinta naturaleza y categoría, que el cerebro realiza, además de esta llamémosla orgánica.

Observamos las dedicadas a organizar lo que llamamos el instinto de conservación, que ponen en marcha actividades asignadas al cuidado de ese cuerpo en su inevitable relación con el mundo exterior. Ese cuerpo que busca procurarse alimento, protección, diversión, descanso, sexo y seguridad con la colaboración o en disputa con los otros individuos con los que convive. De sus continuos “pactos de no agresión” nacen las relaciones sociales con todo el complejo entramado de normas y organizaciones, que el ser humano ha ido desarrollando y que tienden a garantizar que cada uno de nosotros no va a ser atacado ni avasallado por los otros y, a ser posible, lograr la cooperación en vistas al mayor bienestar de cada uno.

Las funciones y actividades de esta categoría, no son, básicamente, tan distintas de las que realizan los otros animales. Hasta pueden ser comparables en complejidad y rigidez organizativa, como es el caso de hormigas y termitas y en gestos nobles y altruistas como vemos, constantemente, en perros y otros mamíferos.

A partir de aquí, en zonas, llamémoslas, mas elevadas de actuación del cerebro de algunos, este parece comportarse, no solo como agente elaborador y emisor de ideas sino como RECEPTOR de mensajes y llamadas.

Los hay que nacen con una dotación especial para las actividades relacionadas con la creatividad, artistas, emprendedores y organizadores de grupos y asociaciones, para la consecución de objetivos. Son los que llenan y embellecen nuestro entorno y nuestras vidas con sus visiones, que plasman en cuadros, esculturas, melodías, edificios y los que aglutinan nuestras fuerzas, en grupos, para conseguir objetivos inalcanzables para el individuo.

Se dice que reciben inspiración, palabra que, etimológicamente, no se si viene de introducir o aspirar algo o de “in spirit”. En cualquier caso muy significativo.

Una categoría superior de estos serían los vocacionales que parecen recibir ordenes muy perentorias e inexcusables, aun siendo, a veces, personas poco adecuadas y/o nacidas en lugares imposibles, de ejecutar trabajos, investigaciones, creaciones, exploraciones, etc...que nos procuran un salto en lo que parece ser una trayectoria hacia no sabemos donde.

Y mas, todavía, algunos personajes históricos, al parecer elegidos y señalados por seres que, según ellos, proceden del mundo exterior y que les transmiten leyes y normas de comportamiento con el mandato ineludible de transmitírnoslas, muchas veces, a costa de su propia vida a la que, ante lo sagrado de su misión, parecen despreciar.

La historia contempla los grandes hitos en que, alguno de esos elegidos lo han conseguido, y han transformando la conducta de la humanidad. Y también la de los grandes descubridores científicos, a veces de un solo y hasta con apariencias de casual, pero capital, descubrimiento, logrando un salto en el desarrollo de la humanidad.

Y otra capa mas en el funcionamiento del cerebro, los sueños, en los que navega, al margen de nuestra voluntad, por inquietantes parajes conocidos o no, viviendo hechos placenteros, inocuos o aterradores, que son percibidos como los que vivimos en lo que llamamos realidad.

Y otra, todavía, la sorprendente comprobación de que nacemos con muchas cosas aprendidas o de muy sencillo aprendizaje.

Amigos, seguro que alguien dirá, que algunas de estas funciones no son el cerebro, son el alma, pero yo.... “estoy en camisa de once varas”.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (8)    No(0)

+
0 comentarios